Naranja confitada con chocolate

Por Biscayenne
¿Qué tal la primera resaca navideña? Si sois gente de bien y hacéis caso a lo que recomiendan los expertos, estaréis a pan y agua, dejando sitio en el estómago para la pitanza de Nochevieja y Año Nuevo. Si sois como yo, y la dieta post- y pre-comilona os ha durado sólo un día, no os preocupéis, siempre os quedarán los buenos propósitos del nuevo año...
Aunque a mi casa ya ha llegado el Olentzero, muchos de vosotros estaréis aún ayudando a los Reyes Magos con los últimos preparativos. Si os gustó la idea del tubo de galletas, hoy os traigo una receta fácil y resultona, para quedar como unos auténticos reyes con los agasajados. ¿quién quiere una camisa de talla equivocada, o un bolso que no pega con nada, pudiendo recibir un regalo comestible?
En un ratillo, y con un poco de paciencia y cariño, tendremos unos preciosos botes llenos a rebosar de tiras de naranja confitada y chocolate:

Es más fácil de lo que parece, y en caso de que no queráis untar la naranja con chocolate, podéis guardarla confitada en la nevera para usarla en el roscón de reyes, plum cakes, y cualquier cosa que se os ocurra.
Naranja confitada con chocolate:

Dificultad, así de primeras:para reyes magos principiantesProbables complicaciones:pegajosidad extrema en cacharros y superficies cocinerilesSabor: extremadamente bueno.

INGREDIENTES: 


  • naranjas de mesa (a mí con 3 naranjas grandes me salieron 3 botecitos)
  • azúcar
  • agua
  • 100 gr. de chocolate negro fondant

PREPARACIÓN: Primero hay que lavar y pelar las naranjas: para hacerlo más cómodamente, cortar horizontalmente la parte de arriba y el culo de la naranja, para poder apoyarla bien sobre la tabla o encimera. 
En algunos sitios dicen que lo mejor es quedarse sólo con la piel exterior, desechando toda la parte blanca. Yo, como no le hago ascos a nada, dejé todo lo que pude, e incluso un poco de pulpa: así los palitos quedarán mucho más carnosos.

Se pueden hacer 4 cortes longitudinales y arrancar la piel con los dedos, o ir sacando lascas de cáscara con el cuchillo, de arriba abajo. Cuando tengáis los trozos de piel, hay que cortar bastones de aprox. 1 cm de anchura y lo más largos posible.

Es hora de probar una esquinita de la piel: si os sabe muy amarga, se puede blanquear hirviéndola brevemente. En mi caso, como tenía unas naranjas muy dulces y además me gusta un sabor acentuado no lo hice, pero en caso de que lo prefiráis se trata de echar las pieles en un cazo con agua fría y calentarlo al fuego hasta que hierva unos minutos (el blanqueamiento se puede repetir más veces para quitar del todo el amargor).
Pesamos las cáscaras de naranja y medimos la misma cantidad en peso tanto de azúcar como de agua. Esos dos ingredientes mezclados los echamos en un recipiente a fuego alto, y en cuanto el azúcar se haya disuelto añadimos las tiras de naranja. Esperamos hasta que empiece a hervir el almíbar y entonces bajamos la potencia del calor a medio-bajo, manteniendo el hervor pero con unas burbujas perezosas (blob blob).
Dejad confitando la naranja hasta que esté ligeramente translúcida, unos 25 minutos. Mientras, podéis supervitaminaros y zamparos la pulpa de dentro.

Llega la parte más pegajosa: sacar uno a uno los bastones y dejarlos secar sobre una rejilla, bien separados entre sí. ¡No se os ocurra tirar el almíbar sobrante por el fregadero! meterlo en un tarro limpio dentro de la nevera y servirá para emborrachar bizcochos, por ejemplo, o para endulzar un té dándole sabor a naranja.
Las tiras de naranja tienen que estar varias horas secándose antes de poder rebozarlas en azúcar. Este paso no es fundamental pero hace que el resultado final sea más crujiente: sólo tened en cuenta que cuanto más pegajosas estén las pieles, más azúcar absorberán, de modo que si lo hacéis en cuanto las saquéis del almíbar quedarán con una costra muy gruesa, y si esperáis unas horas será un granulado fino.

Simplemente, echar las cáscaras sobre un plato con azúcar y encroquetarlas rebozándolas bien, luego sacudirlas un poco y volver a colocarlas de una en una, bien separadas otra vez sobre la rejilla. Al día siguiente deberían estar casi completamente secas al tacto, y si tenéis un poco de prisa, se pueden meter en el horno a 50 grados para que vayan un poco más rápido. 
Para bañarlas en chocolate, sólo hay que derretir éste al baño maría o en el microondas (a intervalos cortos y media potencia, para que no se queme) y colocarlo en un recipiente estrecho, para que haya varios cm. de cobertura sin tener que gastar mil tabletas. Preparad una bandeja o fuente cubierta de papel de hornear.
Con cuidado, metemos la punta o hasta la mitad de cada tira en el chocolate, dejamos escurrir y las colocamos sobre el papel de hornear. Ahora sólo hay que esperar a que se solidifique, o en caso de que seas un goloso impaciente, meter la bandeja dentro del congelador unos 15 minutos.

¡Y ya está! Naranja confitada lista para ser introducida en botes, empaquetada, etiquetada, adornada y repartida por sus majestades los Reyes de Oriente.
Nota: si lo que queréis es limón confitado, el proceso es el mismo pero blanqueándolo 3 veces para quitar el máximo de amargor, y usando al menos una medida y media de azúcar por peso de cáscaras.

Por si tenéis curiosidad, los tarros que he usado y que salen en las fotos son de la tienda Casa, Para uno de ellos pinté la tapa (que originalmente era dorada y con letras negras) de blanco con un spray, y luego pegué una flor seca. El lacito, en cualquier mercería!