Muchas veces no valoramos lo suficiente las riquezas que nuestra tierra atesora. Las naranjas españolas (en concreto las valencianas y levantinas) son las mejores del mundo y ahora se encuentran en plena temporada, por lo que su punto de sabor y dulzura es excepcional.
Los devotos de los cítricos somos legión y en pleno invierno su aporte esencial de vitamina C nos ayuda a mantener nuestras reservas a tope. Ya sabéis, una naranja al día, como mínimo, para pasar un invierno saludablemente tranquilo.
Para 4 personas:
- 4 naranjas de mesa (no de zumo)
- 1/2 L de leche
- 125 g de azúcar
- 3 yemas de huevo + 1 huevo entero
- 50 g de harina
- ralladura de limón
- 1 rama de canela
- canela molida
- hierbabuena para decorar
- caramelo líquido
Se corta la parte inferior de las naranjas, para que se puedan sostener de pie, y la parte superior, como un sombrerito. Se vacían con la ayuda de una cucharita o vaciador y se reservan. Se guarda la pulpa y se cortan dados de naranja con las partes menos desmenuzadas.
Se pone a calentar la leche con la rama de canela, la ralladura de limón, un poco de canela y el azúcar. Se baten las 3 yemas y el huevo. Cuando se haya disuelto el azúcar en la leche, se retira una pequeña cantidad y se disuelve en ella la harina. Se añade esta mezcla a los huevos y se bate con unas varillas manuales.
Se pone en un cazo al fuego el líquido formado por los huevos, parte de la leche azucarada y la harina, pasado por un colador fino. Se remueve sin parar, a medida que se va incorporando la leche azucarada restante. Si se desea más aromatizada se puede agregar más canela molida. Se mantiene al fuego sin dejar de mover, hasta que vaya espesando.
Tened paciencia, pues en cuanto empieza a hervir espesa. Debe quedar una pasta espesa y cremosa. Se retira del fuego y se añaden 4 cucharadas de la pulpa del vaciado de las naranjas.
Se pone en el fondo de cada naranja un poco de pulpa y se cubre con la crema pastelera de canela y naranja. Se deja enfriar hasta servir. Se puede añadir una cucharada de azúcar y caramelizar la superficie con un soplete o bien salsear con un poco de caramelo líquido.
Otra sugerencia de presentación, si no tenéis muchas ganas de vaciar las naranjas es en vasitos, pero creo que el contenedor más bonito es el original que nos brinda la naturaleza.