Los inicios-Ley del hielo-
Me casé a los 29 años, fue alrededor de los 35 años cuando fui consciente de que mi relación de pareja no funcionaba como las demás, muchas veces preguntaba a mis amigas que me daban respuestas del tipo “no hagas ni caso, todos son iguales, son unos egoístas” o cosas parecidas, que no me servían para nada. Mi problema era diferente, en muchos momentos experimentaba que mi marido llevaba una bomba dispuesta a explotar y cuando la detonación se producía, me provocaba un miedo terrible y la boca tan seca y el alma tan débil me impedían defenderme y enmudecía para acabar haciendo lo que él decía. El miedo es poderoso y callar para obedecer provoca unas secuelas de largo alcance.
Y me acostumbré a mentir sin tregua y a masticar soledad.
Para evitar las cargas de ira me mantenía alerta y componía una especie de puzle encajando los planes que tenía que realizar, tratando de conformar a todos, de agradar a mi marido sin herir demasiado a mi familia o amigos, pero cuando no podía hacerlo porque de manera inevitable alguna de las partes iba a salir perjudicada, y mis explicaciones iban a parecer surrealistas, pasaba un stress inimaginable que me abocaba al insomnio y a la tristeza. El sueño me ha quedado alterado para siempre. Otras veces, me cogía desprevenida y detalles pequeñitos como ir paseando y decir que me iba a tomar un café le detonaban la mecha, me llegó a explicar que se ponía nervioso porque me lo bebía muy despacio e incluso hizo burla dando pequeños sorbos al aire. El café me encanta, pero renuncié a tomarlo en su presencia y si alguna vez ocurre, pido la leche del tiempo.
Y con la misma tibieza del café he construido mi vida afectiva y como cada día sentía las reacciones de mi pareja más inexplicables, me propuse entender de dónde venía este comportamiento. Muchísimas horas de lectura, de observación, de resúmenes, de estudio, de consultar con profesionales y de reflexión han producido en mi interior un gran cambio, ahora sé que es un enfermo mental aquejado de Narcisismo. Ha sido importantísimo el descubrimiento, cuando conoces de dónde nace un problema dejas de culparte, sabes cómo actuar, no tienes esperanzas de cambio y aparcas el agotador esfuerzo de poder comunicarte queriendo sostener una relación entre dos personas sanas. Abandonas la idea de reciprocidad y aprendes que sus técnicas de abuso son repetitivas y constantes y al eliminar el factor desconcertante puedes defenderte mucho mejor.
Continuara….