—Mira, mi amor, quiero que me hagas en este dedo —tía Amapola le enseña a Yuleixy, la manicurista, el dedo medio, el de la grosería—. Quiero que me hagas bien bonita la carita del difunto con un gorrito de navidá. En los dedos de los lados me haces unas bambalinas rojas rojitas con líneas doradas.
—Tiíta, ¿viste que el negrito de Nueva York hoy habló de ti?
—¡No, mi niño! ¿Qué dijo el Kagani ese?
—Bueno, dijo que los muchachos son sobrinos tuyos y que tú tienes mucha influencia política en este país…
—Ay, mi niño. Yo todavía no veo muy bien esa estrategia de Kagani. Que Ismaelito, Babaluayé y el difunto lo iluminen… Él dice que la única forma de salir bien de esto es decir que todo se trata de un tema político, que es el poderoso imperio contra un indefenso gobierno de un país subdesarrollado…
Tía Amapola…
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