Tarde fría en Tarragona para recibir al Córdoba. Igual de fría de como nos volvimos a quedar después del partido. Otros dos puntos perdidos en nuestra particular guerra con el descenso.
Después de lo visto, el repartir los puntos quizás fue lo más justo. Primero pudo ganar el Córdoba y luego el Nàstic. Lo que al final queda es el tercer puesto por la cola en la clasificación y la salvación a cuatro puntos.
La imagen del Nàstic esta vez no fue muy buena, ni tan siquiera buena. Solo se salvaron los últimos quince minutos del partido. Sin duda ha sido el peor encuentro con D'Alessandro como entrenador en el que por momentos me volvieron recuerdos negativos de etapas no lejanas. Juego directo a ver si suena la flauta, mala situación en el campo, imprecisión en los pases, fallos infantiles e inoperancia total arriba.
La ausencia de Powel pone de manifiesto, cosa que no nos pilla de sorpresa, nuestra escasez de efectivos en la artillería. Ni Peragón, corre y se entrega pero sin suerte, ni Viguera, ayer muy desdibujado, ni Luna, quizás tendría que salir de titular en vez de revulsivo, ni el resto de jugadores atacantes son capaces de inquietar la portería contraria. Lo mejor del partido la defensa. Mairata y Áleix Ortiz cumplieron bastante bien su nueva función de titulares ante las lesiones de Arzu y Xisco Campos.
La primera parte corrió casi toda en el centro del campo. Era un quiero y no puedo del Nàstic por llegar a portería rival. Solo un disparo inocente de Viguera. El Córdoba demostró el por qué de su situación en la tabla. Bien situados, controlando bien el balón y la situación no pasaron ningún riesgo. Solo le faltó un poco más de valentía para irse al ataque. Aún así dispusieron de dos grandes ocasiones. Primero en un centro de López Silva que lo último que se esperaba es que tocara el larguero y luego en una clarísima ocasión de Hervás, en otro fallo garrafal nuestro, que tuvo un mano a mano con Rubén Pérez e hizo lo más difícil que era mandar el balón afuera.
En la segunda parte Peragón dejó el terreno de juego y entró Luna para ver si solucionaba algo en la parte de arriba. Nada de nada. El Córdoba controló aún más el partido y arrinconó a un Nàstic muy nervioso e impreciso. Los granas no existían. De todas maneras los andaluces tampoco inquietaban la portería de Rubén Pérez. Dominaban tres cuartos del campo pero no acababan de ramatar la faena de cara el gol. Con la entrada al campo de Tuni por Morán en el minuto 62 el Nàstic se fue quitando el total dominio del Córdoba y empezó a respirar un poco. Fue con la expulsión de Charles en el minuto 75 por una dura entrada a Luna cuando el partido se volvió en un ataque y gol del Nàstic. D'Alessandro quitó a un defensa, Ortiz, y sacó a Eloy para achuchar más arriba. Hubo jugadas peligrosas por parte de los granas e incluso claras oportunidades como el disparo de Seonane, el cabezado de Tuni o el gol anulado, justamente, al propio Tuni por fuera de juego de Rodri. Al final empate a cero. Cuatro partidos seguidos sin ganar, tres empates y una derrota y con la sensación de que somos un equipo difícil de ganar pero también un equipo que le cuesta muchísimo hacerlo.
Para acabar dos observaciones. La primera para el señor Sánchez Martínez, colegiado murciano del partido. Una sola palabra, penoso. No influyó para nada en el resultado pero su labor fue horrorosa para los dos equipos. Parecía un alma en pena en el campo. No sé si le vendrá grande la categoría pero ayer es lo que demostró.
La otra observación es para los aficionados, diremos algunos de ellos, que se desplazaron del Córdoba a Tarragona. Es lamentable para mí llevar a mi hijo de siete años al campo, y como yo mucha gente, y que no pare de escuchar tacos y más tacos durante noventa minutos. Hijo de ... lo más bonito que salió de sus bocas. Desde el minuto uno al noventa un continuo concierto de barbaridades. Otras aficiones vienen a Tarragona, Huesca, Cartagena, Betis, etc. y su comportamiento en ese aspecto es ejemplar. Animar a tu equipo, perfecto, pero todo tiene unos límites.