El hecho de que en España nazcan cada vez menos niños, unido a que el índice de fecundidad por mujer es muy escaso (1,32 hijos), hace que estén muy lejos, tanto el nivel de reemplazo generacional (2,1), como de la media de la Unión Europea, que es de 1,57, tal y como indica el estudio. «Y sería incluso peor si no fuera por el aporte de las madres extranjeras, cuyo índice de fecundidad es de 1,61». Pero además hay comunidades donde el indice de natalidad es crítico, como es el caso de Asturias (0,99), Canarias (1,04) y Galicia (1,07), con apenas un hijo por mujer.
El Cardenal Sarah, en una conferencia pronunciada recientemente en Avila, hace una brillante retrato de lo que nos rodea: "las sociedades occidentales se han convertido en desiertos espirituales y demográficos: basta con pasearse por las calles de Londres, París, Berlín, Madrid o Roma para darse cuenta de ello: pocos niños, pocos cochecitos o sillitas de bebés, familias reducidas a su mínima expresión: un hombre y una mujer (que a menudo son simples “compañeros”, que cohabitan durante un tiempo limitado) con a veces uno o dos hijos, siempre y cuando no sustituyan a los hijos por mascotas. Y tenemos también a las parejas homosexuales entrelazados que de este modo expresan cada vez más su “diferencia”. .. En definitiva un laicismo y un indiferentismo generalizados y alimentados por ese famoso díptico del Imperio Romano en su apogeo y al mismo tiempo abocado a un declive inevitable: “panem et circenses” o, si prefieren, utilizando un vocabulario más actual, “bienes de consumo y de ocio” a ultranza… en lugar del esfuerzo y del trabajo".