Esta es la segunda novela de Miguel Tomás-Valiente, que hace dos años publicaba “El hijo ausente”, y que ha creado ahora una historia que, con una atmósfera que recuerda a la novela negra clásica, ofrece una lectura rápida, amena, siempre con la intriga como hilo conductor de su argumento, pero acompañada de un largo regusto tras su lectura. Una de esas novelas, en definitiva, que invita a pensar y que sin lugar a dudas merece la pena.
Jara Santamaría