Navegantes de lo absurdo, uníos

Por Revistaletralibre

Por Ezequiel Tena
«Empezaremos llamando minifalda a una falda por las rodillas, seguiremos por llamar escote al cuello alto y acabaremos por asumir el "es que van provocando" para justificar la violación y la Sharia.»
Creo que entiendo demasiado bien a estos medios progres. Navegar contradicciones, como dice San Coletas, no es problema. Propongamos todo tipo de falsas libertades pueriles como la de llevar burka y la de fabricarse una identidad a la carta (mecánico de 50 años casado y padre de 7 hijos se convierte en niña de 6). Enmendemos la plana a la naturaleza y dinamitemos el humanismo cristiano que parió al mundo libre, pero ofrezcamos a cambio la mierda más grande al servicio de la sumisión global: la reducción de la humanidad al absurdo. Es la nueva religión.
Nunca como hoy se ha hecho tan patente la contradicción entre progresismo y libertad. Inherente contradicción que se aclara al fin. Para quienes sepan o sepamos verlo, hay que decirles y decirnos que nos vamos a sentir muy solos, que el sentido ingenuo de las palabras va a pesar mucho más que el sentido real que ocultan con ruído, parafernalia y confeti. El progre seguirá siendo progre por más que progre signifique en realidad regre. La evolución social seguirá teniendo en las mentes estúpidas un sentido ascendente por más que evolución enmascare lo que realmente busca: involución. La finalidad perseguida, llamada bien común, oculta su verdadero significado: el sinsentido. El paraíso materialista, la miseria universal. La libertad, la esclavitud. No pasa nada: es lo que nos estamos buscando.