Navegar la circunferencia

Por Urbana
Urbana Luna

   Navegar alrededor de un día cualquiera, rodear los charcos que dejó la tormenta, anudarse al cuello una bufanda para protegerse del frío. Hoy reflexiono sobre la línea curva mientras paseo sin rumbo fijo.
   A los urbanitas nos incomoda el lenguaje de la Naturaleza, sin embargo estamos dispuestos a someternos a la férrea disciplina de los semáforos y a la disonancia acústica del tráfico.


El navegante urbano es corto de miras, desarrolla una imaginación pobre. A mí, por ejemplo, se me ocurre, como bálsamo para aliviar los rigores del invierno, tomar un té de Ceilán en el Vips cercano. Pero el azar, siempre atento a las tribulaciones de sus criaturas, me sugiere que cruce la calle aprovechando que el semáforo está en verde.  Yo pienso que elijo libremente mi itinerario, pero es el azar el responsable de que pase junto a la sala Alcalá 31, donde se anuncia una exposición retrospectiva de la escultora Blanca Muñoz:


Circunnavegación 1990 - 2013  
Estoy en un recinto cuyo pavimento resulta tan acogedor como una alfombra oriental, aún siendo de mármol. Magnífico espacio blanco poblado de formas metálicas. 


Poesía del acero inoxidable, así podríamos definir las esculturas  de Blanca Muñoz. Son obras donde la línea curva nos invita a descubrir misterios apenas desvelados. La mirada debe dejarse llevar por la aparente amabilidad de lo sinuoso, hay que rodear lentamente las obras de Muñoz, hacer como que no nos dan miedo, mirarlas quizá de reojo. Coquetear un poco. Alejarse y luego volver
Tabú, Encrucijada, Fractal, son algunos de los términos con los que la autora nombra a sus criaturas.Acrobática,  Medusa,  Divergente: Mundos que invitan a ser explorados, espacios que escapan al ojo de un espectador racional, porque nos adentran en lo misterioso.Llego al final de mi viaje  por el universo Muñoz con los pies cansados y la mente despierta. La contemplación de la belleza me ha provocado una  curiosa disociación mente /cuerpo. Abandono la sala y, con permiso del azar,  encamino mis pasos hacia el Vips con la sana intención de tomar una taza de té que me ayude a recuperar la armonía, mientras reflexiono sobre la opinión de la autora con respecto  a su propia obra: “La escultura es una actitud mental, mas que un trabajo”