Ahora, cuando miro los nacimientos enormes de los centros comerciales o de las iglesias, siempre me doy una vuelta alrededor en busca de una manivela que girar. Pero no la encuentro. Las luces modernas, intermitentes y cantarinas, llevan una carga de nostalgia, de dolor, de esa tristeza azul que huele a mandarina y sabe a castañas cocidas con anís. Los paquetes de regalos llevan la voz de mi madre atada con cintas de abrazos y besos, llega desde una cama en la que nos metíamos con ella a desenvolver la ilusión.
María Jesús SilvaImagen: farm4.static.flickr.com/3122/3127697646_ffff4