La Navidad es una fiesta im-perfecta, una celebración agridulce. Días de empacho y excesos en los que se intenta compartir felicidad a raudales, aunque no siempre salga bien. Como todo lo excesivo tiene su contrapartida. Cuando la alegría es impuesta y obligatoria el tiro nos puede salir por la culata. Porque no hay nada más artificial que perder la espontaneidad en las emociones.
Mola mucho reunirse con familiares y amigos a festejar, a comer y beber de todo, pero hay quien no puede hacerlo, porque están lejos o directamente no están ya. En navidades se notan más las ausencias, las carencias, los rotos... en un mundo exultantemente alegre, la tristeza duele más... por eso las im-perfectas estamos divididas ante la Navidad, porque somos de todo menos coherentes y perfectas.
Algunas, vivimos intensamente las fiestas y otras estamos deseando que se acaben, pero las cuatro os deseamos que paséis estas dos semanas que empiezan hoy de la mejor manera posible: que os divirtáis con lo que tengáis a vuestro alcance, que miréis a vuestro alrededor y hagáis eso que os hace sentir mejor persona, que respiréis hondo y os dejéis llevar por el jolgorio ajeno, que os deis el capricho que os debéis hace tiempo, que queráis mucho y que os dejéis querer.
¡Feliz Navidad a todos!