¡Ya estamos en Diciembre!
Hemos comenzado el último mes del año. A mí me encanta el mes de Diciembre. Para mí es el mes de la Navidad, de los buenos deseos, de la ilusión y de la familia. Estaba deseando que comenzara este mes y por fin ya lo tenemos aquí.
Las Navidades pasadas
Me encanta la Navidad, es mi época favorita del año. Desde que era pequeña. Creo que a todos los niños les gusta la Navidad. Cuando era niña esperaba ansiosa las vacaciones del colegio, me encantaba terminar el trimestre con el recital de villancicos que se preparaba en el colegio.
Y después de aquello venía lo mejor, los días sin cole y las celebraciones de la Navidad. Recuerdo las Navidades de mi infancia con mucho cariño. Eran muy felices.
Pasábamos la Nochebuena con la familia de mi padre y la Nochevieja con mi familia materna. En ambos casos nos juntábamos todos los tíos y primos. ¡Éramos muchos! Mis padres provienen de familias numerosas. La familia de mi padre eran 6 hermanos y en la de mi madre eran 5 hermanos.
Muchos de mis tíos vivían fuera, pero en Navidad todos volvían a casa de los abuelos para pasar estas fiestas juntos en familia. Así que podéis imaginar que en ambos casos éramos un montón. ¡Entre tíos y primos había gente por todos lados! Pero eso hacía que todo fuera mucho más divertido.
Comíamos, jugábamos, cantábamos villancicos y en definitiva disfrutábamos de estar juntos. Con el paso del tiempo aquellas cenas multitudinarias ya no lo eran tanto. Es ley de vida.
¿Una época triste?
Para muchas personas la Navidad es una época muy triste. Como son unas fiestas tradicionalmente de estar en familia, cuando empieza a haber ausencias, éstas se hacen aún más dolorosas en Navidad. Hay personas que desearían acostarse el día 22 de diciembre y despertarse el día 7 de enero, cuando todo ya haya pasado. Para así no tener que enfrentarse a esas sillas vacías que antes ocupaban sus seres más queridos.
Yo he tenido algunas Navidades así. La primera Navidad después de la muerte de mi madre fue particularmente triste y dolorosa. Estas serán las décimas navidades sin ella a nuestro lado. Y su ausencia aún duele. Esos momentos de estar todos juntos en familia hacen que la eché aún más de menos. Sobre todo desde que mis hijos nacieron y fui yo la que se convirtió en madre. Cómo me gustaría haber podido disfrutar de una navidad de ella como abuela.
Aunque la tengas presente en tu memoria y en tu corazón todos los días es cierto que durante esos días su ausencia y el hueco que dejo en tu familia se hace aún más presente.
Pero, aunque sea difícil, no hay que dejarse arrastrar por la melancolía ni el dolor. A ellos, a los que se han ido, no les gustaría vernos tristes. Desde donde estén seguro que desean vernos felices y disfrutar de esos días tal y cómo lo hacíamos cuando estábamos todos juntos.
Las Navidades con niños
Además, muchos se han ido pero otros nuevos han llegado. Desde que mis hijos llegaron a mi vida también he vuelto a vivir la Navidad como lo hacía de pequeña. La Navidad se vuelve más mágica aún cuando hay niños.
Decorar la casa juntos, poner el árbol de Navidad, pasear por las calles iluminadas, ver los portales de Belén, cantar villancicos, ver películas navideñas juntos, hacer alguna receta navideña, preparar la carta de los Reyes Magos, entregar la carta al Cartero Real, ver la Cabalgata, esperar con ilusión a ver que han dejado en casa, abrir los regalos.
Tengo muchísimas ganas de hacer todas estas cosas con ellos. Me hace una ilusión tremenda. Volver a ver la Navidad a través de sus ojos, con su inocencia, es mágico. Ya os iré contando todo lo que hagamos. Os recuerdo que podéis seguirme también en Instagram.
Hace dos Navidades: nada salió como pensaba
Las Navidades de hace dos años fueron algo atípicas. Yo estaba embarazada de Trasto. Mi fecha probable de parto era el 16 de diciembre, así que yo esperaba tener a mi recién nacido en brazos cuando comenzaran todas las fiestas. Iban a ser unas Navidades diferentes, ¡pero muy tiernas!
Y lo fueron, pero no del modo que yo esperaba. Trasto estaba muy a gusto dentro de mi tripa. Pasó el día 16 y él no parecía estar por la labor de salir. Y así fueron pasando los días. Si queréis saber qué pasó aquí y aquí podéis leer la historia de este parto que parecía no llegar nunca.
De modo que nos plantamos en la cena de Nochebuena con la incertidumbre de si ese día, como la Virgen María me pondría de parto. Pero no, Trasto nos dejó cenar tranquilos. El día 26 de diciembre era el día límite. Ese día tuve que ingresar para que me provocaran el parto. Trasto finalmente nació el día 27.
Una Nochevieja en el hospital
Yo ya me veía en casa todos juntos para poder celebrar la Nochevieja, pero Trasto tuvo que ser ingresado en Neonatos un día después de nacer. Así que otra vez las cosas no salieron como habíamos planeado y tuvimos que pasar la Nochevieja separados. Yo en el hospital con el bebé y mi marido y Gordito en casa.
Os podéis imaginar lo duro que es pasar un día así separados por ese motivo. Oye, que es muy triste tomarse las uvas sola en una habitación de hospital. Y más aún cuando estás recién parida y además no puedes tener a tu bebé contigo. Recuerdo cenar sola en aquella habitación del Hotel para Madres, y llorar. Entre la situación, la revolución hormonal del postparto y la preocupación por mi recién nacido, no podía dejar de llorar.
Aunque ya el susto que nos había dado Trasto había pasado y el salir del hospital ya se veía cerca, la pasada Nochevieja no fue un día bonito.
Por estos motivos el año pasado aún tenía más ganas de celebrar la Navidad. Estábamos todos juntos, que es lo que realmente importa. Además teníamos un cumpleaños muy especial que celebrar en mitad de las fiestas: ¡el primer cumpleaños de Trasto! Fueron unas bonitas Navidades.
3 Nocheviejas juntos: 3 lugares diferentes
Estas serán nuestras terceras navidades juntos siendo una familia de 4. También son las terceras navidades que pasamos en nuestro pueblo, después de habernos mudado aquí desde la ciudad que vuestra casa durante casi 20 años. Y este año, de nuevo, la historia se repite. Vamos a pasar la Navidad en un lugar donde no imaginábamos estar hace solo 1 año.
Ya sabéis que este verano nos compramos una casa. Algo que estaba en nuestra mente desde que nos mudamos a esta ciudad, pero que no creíamos que íbamos a poder hacer tan pronto. Pero las circunstancias así se dieron durante este 2019, esta casa se cruzó en nuestro camino y supimos, desde el primer instante, que era lo que estábamos esperando. Y no sin dificultades, pero al final lo conseguimos.
Primera Navidad en nuestra casa
Nos mudamos aquí en agosto. Y poco a poco la estamos convirtiendo en nuestro hogar. Van a ser, otra vez, unas navidades especiales, para el recuerdo. Nuestras primeras navidades en nuestra casa.
Una primera navidad pendientes de un parto y un ingreso hospitalario, que no nos dejó celebrar las fiestas juntos.
Una segunda navidad por fin todos juntos celebrando la vida y el primer cumpleaños de Trasto.
Una tercera navidad, espero que todos juntos de nuevo, en nuestro nuevo hogar. Espero que sea la primera de muchas navidades que podamos celebrar bajo este techo, todos juntos. Porque no hay nada más importante que eso, estar juntos en familia, celebrando que hemos vivido un año más. Con nuestras alegrías y nuestras penas, con nuestros momentos malos y nuestros momentos de risas y felicidad más plena. Pero juntos los 4.
Y sí, ¡celebrar el segundo cumpleaños de Trasto le da aún más emoción a estos días! ¡Cuento los días!
En fin, que por aquí ya ando yo en «modo Navidad on» y quiero disfrutar cada día y momento de este mes con mi familia.
Y a vosotros ¿os gusta la Navidad o sois unos «grinch?