Alexander Payne da cátedra acerca de cómo, a partir de la sencillez, se puede construir una maravillosa obra cinematográfica. Nebraska no se enreda ni pretende presumir demasiado. Tampoco lo necesita. Simplemente transcurre, a su ritmo, manso, de carácter agradable, simpático y sensible a la vez. Y con esa sinceridad que se hace presente en cada una de las escenas le basta y le sobra para conquistar al público.Con seis nominaciones a los Oscars, el film nos enseña la historia de Woody Grant (labor magnífica de Bruce Dern), un anciano con divagues y síntomas de demencia que insiste en emprender viaje hacia Nebraska para cobrarse un millón de dólares tras recibir una carta que contiene, en su enunciación, un claro y evidente engaño. Pero por más que sus familiares intenten hacerlo entrar en razón, al bueno y testarudo de Woody nada parece detenerlo. Allí interviene uno de sus hijos, David, encarnado por Will Forte (el otro bajo la interpretación de Bob Odenkirk, el propio Saul Goodman de Breaking Bad), para acompañarlo en su obstinada y loca odisea.
LO MEJOR:las actuaciones, principalmente de Bruce Dern. El blanco y negro. La carga emotiva que conlleva. La música, tenue y cautivante. Tierna, casi perfecta.LO PEOR:en algunas instancias de la primera hora tarda en encontrar el rumbo justo.
PUNTAJE:9