La luz combinada de las estrellas a lo largo de la Vía Láctea se refleja en estas nubes de polvo cósmico que se elevan a unos 300 años luz por encima del plano de nuestra galaxia, la Vía Láctea. En ésta ocasión es la habilidad del excelente astrofotógrafo Roberto Colombari, quien nos muestra la nebulosa de Ángel, que es un débil rastro de polvo y gas parte de un amplio complejo de tenues nubes moleculares relativamente difusas e inexploradas. Comúnmente se encuentran en las altas latitudes galácticas, los cirros galácticos polvorientos pueden ser rastreados a través de grandes regiones hacia los polos Norte y Sur de la galaxia.
Junto con la reflexión dispersa de la luz de las estrellas, los estudios indican que las nubes de polvo producen una luminiscencia de débil color rojizo, como granos de polvo interestelar convierten la radiación ultravioleta invisible en luz roja visible. La captura también incluye estrellas cercanas de la Vía Láctea y una serie de galaxias distantes en el fondo cósmico, la profundidad de gran campo de la imagen cubre cerca de 10 lunas llenas a través del cielo del planeta Tierra en dirección a la zona del cielo que ocupa la constelación de la Osa Mayor. Detalles técnicos
Fotografía OriginalCrédito: Roberto Colombari/Flickr