Conste por adelantado: ni me gusta ni practico la necrofilia. Será que no la he probado –me dirán muy probablemente algunos- ya que el reciente celo en desenterrar cadáveres de la Guerra Civil me está empezando a poner en serias dudas la salud mental de algunos, que parecen poner todo su celo en desenterrar cadáveres. ¿El propósito? Dicen que acusar de crímenes durante la dictadura de cierto tipo con bigote que no era Hitler y cuyo nombre empezaba por efe de felación y fornicación y otras palabras no demasiado bonitas. En fin, suerte para ellos. Que cada uno elija lo que desee. ¡Viva el amor libre!Martín Cid
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