La necrópolis medieval de Toledo se extiende extramuros de la ciudad medieval, hacia el norte y el oeste, entre la Puerta de Bisagra Vieja, el Cerro de la Horca al norte, los Barrios de San Antón y San Lázaro, y teniendo como límite oeste la denominada Vega Baja de Toledo, junto al río Tajo, incluyendo el Circo Romano
Dentro de los espacios de enterramiento asociados al mundo cristiano medieval de Toledo, debemos distinguir entre la comunidad Mozárabe, los cristianos de repoblación y los conversos o cristianos nuevos.
La comunidad mozárabe de Toledo fue la única confesión religiosa que contravino los preceptos de enterrarse fuera del espacio amurallado de la ciudad ya desde la Alta Edad Media, ya que dispuso intramuros de varios templos durante la dominación musulmana.
Con la toma de la ciudad por tropas cristianas en 1085 llegan a la ciudad cristianos venidos del norte, principalmente de Burgos, Soria, etc., así como francos y se producirá entre finales del siglo XI y el siglo XII, una repoblación del territorio de Toledo.
Los cristianos de repoblación traen consigo sus propios ritos funerarios, entre los que destaca la excavación de tumbas antropomorfas, con cabeceras rectangulares o redondeadas, con orientación en el eje W-E, con cabeza a poniente, y la disposición del cadáver en decúbito supino.
En las excavaciones realizadas en el Paseo de la Basílica nº 92 de Toledo (GARCIA SANCHEZ DE PEDRO, 1996) se documentaron tumbas de cuatro tipos: forma antropomorfa, forma rectangular exterior con forma antropomorfa interior, forma rectangular y forma trapezoidal, consideradas tumbas de tipo “Olerdolano”, características desde el siglo VIII en Burgos y llegadas a la zona meridional en los movimientos de Repoblación cristiana (Siglo XI). Asimismo en la excavación arqueológica realizada en el solar de Avda. General Villalba nº 34 de Toledo (RODRIGUEZ UNTORIA, S., 2011) se documentó un conjunto arrasado de tumbas antropomorfas con cuerpo en decúbito supino asociadas a la Ermita de San Antón, fundada en el siglo XII, y de posible origen Repoblador.
La cronología que los diferentes estudiosos ofrecen para este tipo de enterramientos oscila considerablemente. Sin embargo, se suele aceptar que las necrópolis de esta clase están asociadas al avance repoblador que se produjo en nuestras tierras entre los siglos XI y XII, y así parece probarlo su frecuente localización junto a despoblados medievales.
En cuanto a los conversos o cristianos nuevos, sólo tenemos una referencia que señala el cementerio situado en el Pradillo de San Bartolomé como cementerio de conversos, en el que se seguía el ritual judío, por lo que se prohibió a los cristianos viejos enterrarse en el mismo. Aquí debemos incluir asimismo a los Mudéjares Cristianos, aquellos que tras la toma de la ciudad en 1085 se convierten al cristianismo para evitar perder sus posesiones y negocios.
Fuente: http://www.arqueologiamedieval.com/articulos/131/