En pleno bajón post temporada alta el cine pone su vista en propuestas menos virtuosas en lo artístico, lo que no siempre quiere decir carentes de interés, pero lo que sí resulta una evidencia es que cuesta cada vez más (nos vamos acercando peligrosamente al verano) seleccionar películas que uno pueda recomendar sin reparos. Fruto de dicha sequía y ante la necesidad de un humilde servidor de no faltar a su cita con estas líneas, mis huesos han dado tras enajenación transitoria con nada más y nada menos que Need for Speed, la descacharrante cinta que adapta casi al pie de la letra el archifamoso videojuego homónimo de conducción más que temeraria, violencia más que gratuita y argumento más que inexistente.
Puestas todas las cartas encima de la mesa, entenderán mi estupefacción ante el injusto olvido de Hollywood con respecto a esta obra del semidesconocido (y así seguirá por este camino) Scott Waugh en la ceremonia de los Oscar (permítaseme la ironía resentida por haber perdido ¡más de dos horas! de mi vida en el evento). Pero qué diablos podía pedirle a un intento de seguir la estela de The Fast and the Furious, basado en un videojuego de velocidad y atropellos. La culpa es mía, que soy un melón, por atreverme a digerirla sin antiácido…
Dirección: Scott Waugh. Duración: 132 min. Intérpretes: Aaron Paul (Tobey Marshall), Dominic Cooper (Dino Brewster), Imogen Poots (Julia Maddon), Michael Keaton (Monarch), Rami Malek (Finn), Scott Mescudi (Benny), Harrison Gilbertson (Pequeño Pete), Dakota Johnson (Anita), Ramon Rodriguez (Joe Peck). Guion: George Gatins; basado en un argumento de George Gatins y John Gatins; basado a su vez en el videojuego creado por Electronic Arts. Producción: John Gatins, Patrick O’Brien y Mark Sourian. Música: Nathan Furst. Fotografía: Shane Hurlbut. Montaje: Paul Rubell y Scott Waugh. Diseño de producción: Jon Hutman. Vestuario: Ellen Mirojnick.