2008, el año que empezaba -ya lo decía Nostradamus- en 2 y acababa en 8, el banco mundial se sacó de la manga REDD (Reducción de Emisiones Provocadas por Deforestación y Degradación). Entonces algunos dijeron “Uy, no sé… a lo mejor algún espabilao se aprovecha y hace negocio…”. No les hicieron mucho caso y les regalaron un chapita de “Manu Chao por Chiapas a ritmo de chachachá”, que aburre y redunda al mismo tiempo.
The Ecologist ahora lo vuelve a dejar caer aunque lo comenta en el tono ambiguo de Gila (“alguien ha matado a alguien”). Resulta, cooliflowerenses, que las Naciones Unidas paga para que los bosques se conserven sí o sí, así que más de uno compra o expropia un bosque y gana dinero… por portarse bien. Básicamente, algunos aprendices de gangster (Shell, no queremos mirar a nadie) cobran por adueñarse de un vergel y no cargarse los árboles, el equivalente amazónico a recibir pasta por no partirle las piernas al tío Peppino.
Si Capone levantara la Cabeza (con el tamaño del almendruco -vaya melonar- tardaría un buen rato), se iría de cabeza a los bosques tropicales; allí todo queda en familia.