Cuando una misteriosa mujer llega a la ciudad, los residentes del barrio residencial en el cual se instala se dan cuenta de que no se trata de una chica normal. Encantadora y amable con sus congéneres, la muchacha en cuestión es también una fría y sanguinaria asesina que dedica su tiempo libre a asaltar los hogares de sus vecinos, torturando y masacrando a todo aquel que encuentre en su interior.
Pues sí, amig@s míos: ese que acabaís de leer es el argumento simplón a más no poder de Neighbor, una película que no tiene ni pies ni cabeza. Y es que, como ya dije hace un par de entradas, en estos recientes días de vacaciones he consumido mucho cine, y cantidad no significa calidad...
Como buen "torture-porn", en Neighbor proliferan las escenas gore de violencia y tortura más gratuitas que nunca (por aquello del inexistente guión), y los fans de este tipo de cine disfrutarán con el repertorio de tormentos que es capaz de inflingir el personaje de America Olivo. Pero tengo que decir que hasta incluso los efectos especiales y el maquillaje son deficientes, hasta el punto de que de un plano a otro podemos ver cómo donde antes había una herida, inmediatamente después no hay nada y viceversa.
En definitiva, una película que sólo sirve como recurso de urgencia en una tarde totalmente aburrida. Y aún así, no deja de ser todo un despropósito y un insulto al espectador (siempre y cuando dicho espectador no sea fan de la protagonista, claro está). Malísima.