“NÉNUFARES NEGROS” de Michel Bussi

Publicado el 15 agosto 2021 por Marianleemaslibros

A lo largo de los últimos veintisiete años de su vida, Claude no pintó más que eso, ¡su estanque de nenúfares! Progresivamente, irá eliminando el paisaje de alrededor, el puente japonés, las ramas de sauce y el cielo, para centrarse únicamente en las hojas, el agua y la luz. La depuración más absoluta…
Los últimos lienzos, meses antes de su muerte, rozan la abstracción. Simplemente manchas. Tachismo, como dicen los expertos. Nunca se había visto algo así"Nenúfares negros" fue la segunda novela del escritor francés Michel Bussi (Louviers, 1965). Cuando se publicó en 2011, (en España hemos tenido que esperar hasta 2021 para poder leerla) se convirtió en la novela negra francesa más vendida ese año, y obtuvo un montón de premios por ella (Prix du Polar Méditerranéen, Prix Polar Michel Lebrun de la 25e Heure du Livre du Mans, entre otros) 
La trama sin spoilerSi tuviera que describir la trama como si fuera un lienzo, y en una sola frase, sería esta: "tres mujeres y algún que otro cadáver, sobre un fondo impresionista".
Y es que tres mujeres están envueltas en un brutal asesinato, las tres viven en Giverny, el pueblo normando donde el conocido pintor Monet vivió durante cuarenta años y pintó la gran mayoría de sus grandes obras (entre ellas su famosa serie de cuadros dedicados a los Nenúfares). Son tres mujeres con distintas edades: una anciana viuda de más de ochenta años que no nos dice su nombre, la bella profesora del pueblo, Stéphanie Dupain con 36 años que nunca ha engañado a su marido y una niña de once años bastante peculiar, Fanette Morelle, que pinta de maravilla y tiene enamorados a todos los chicos de su clase. Las tres son bastante diferentes y tienen un defecto que las caracteriza y define: una es mala, la otra es mentirosa y la tercera es egoísta. Y desean escapar de Giverny, por muy famoso y emblemático que sea el pueblo de los artistas impresionistas. 
Las tres pensaban que el pueblo era una cárcel, un enorme y bello jardín, pero con rejas. Como el jardín de un manicomio. Un trampantojo. Un cuadro de cuyo marco era imposible salir. En realidad, la tercera, la más joven, buscaba un padre lejos de allí. La segunda buscaba el amor. La primera, la más vieja, sabía cosas de las otras.
 La anciana es la que narra la historia, una historia que solo dura 13 días y que empieza y termina con un asesinato. Vive en la torre de un molino a orillas de un riachuelo, el Chemin du Roy, desde donde puede cotillear discretamente todo lo que sucede en las inmediaciones del escenario del crimen e investigar por su cuenta, cuando aparece en el río el cadáver de Jérôme Morval, un conocido y mujeriego oftalmólogo del pueblo. 
Salvo que el rojo no proviene de la paleta que un pintor haya aclarado en el río, sino del cráneo destrozado de Jérôme Morval. Brutalmente destrozado, podríamos decir incluso. La sangre brota de la parte alta de la cabeza por un corte profundo, seco, muy limpio, lavado por el arroyuelo del Epte, en el que se encuentra sumergida la cabeza.

La investigación oficial la llevan a cabo dos inspectores de policía: el inspector Laurenç Sérenac y su ayudante, el joven y más inexperto Sylvio Bénavides.
Los puntos fuertes de la novela
Tres hilos de los que tirarTres son las pistas sobre las que se basan las investigaciones:
-- La víctima, Jérôme Morval era un gran Coleccionista experto en las obras de Monet, y buscaba sobre todo los Nenúfares, desviviéndose por hacerse con uno. ¿Podría ser un asunto de Mercado negro relacionado con el arte y la pasta?
-- Otra de las pasiones de Morval eran las mujeres, se le conocen varias amantes en el pueblo.¿Podría tratarse de un crimen pasional, una venganza por parte de algún marido celoso?
-- Y la tercera pista: se encuentra una postal de los Nenúfares de Monet en el bolsillo del muerto, con unas palabras escritas, "Once años, ¡felicidades!" y una cita de un poema de Louis Aragon "Consiento que se instaure el crimen de soñar". ¿Pudo quizás tener un hijo con alguna de sus amantes, un crío que ahora tendría once años?     Una excelente ambientaciónCreo que el autor realiza un buen trabajo en cuanto a la ambientación, ya que nos brinda un escenario entrañable, Giverny, el hogar de los impresionistas y consigue que a lo largo de la lectura te imagines en ese pueblo, rodeado por esos paisajes que has visto en los cuadros y en las pinceladas de Monet. 
¡Giverny es una trampa! Un maravilloso decorado, es cierto. ¿Quién podría soñar con vivir en otra parte? Un pueblo tan bonito. Pero le voy a confesar algo: es un decorado congelado, petrificado. Está prohibido decorar de manera distinta cualquier casa, volver a pintar las paredes, recoger la más mínima flor. Diez leyes lo prohíben. Aquí vivimos en un cuadro. ¡Estamos prisioneros entre dos paredes!

Buenos personajes, buenos diálogosEn esta novela no hay un personaje protagonista que destaque sobre los demás, ni dos, ni tres. Hay unos cuantos, todos importantes y cada uno con su papel en la trama: los dos inspectores de policía que se complementan y mantienen entre ellos brillantes e irónicos diálogos, la ingeniosa anciana que nos lo cuenta todo con ese toque picarón que proporciona la edad y el haber visto ya de todo en la vida, la pequeña artista Fanette, una chiquilla encantadora y soñadora que tiene encandilado a media clase y la misteriosa profesora de escuela muy amante del arte, algo que intenta transmitir a sus alumnos. Sin olvidar a Neptune, el perro del pueblo, que es de todos y de nadie.
Amor y trabajo, una mezcla peligrosaEl inspector Laurenç Sérenac, queda impresionado con la belleza de la profe del pueblo, cuyo marido es uno de los principales sospechosos del asesinato. Poco a poco, su admiración se va convirtiendo en obsesión, y claro, es sabido que mezclar el placer con el trabajo,no suele llevar a buen puerto y más cuando hay de por medio una investigación policial abierta. Acerca de Monet y el impresionismoMe gusta la pintura impresionista, me gusta Manet, Monet, Renoir. . ., pero siempre he sentido predilección especial por los cuadros de Monet (y eso que no soy muy de exposiciones de pintores, pero el impresionismo es otra historia, siempre me ha parecido un movimiento atractivo e interesante). En esta novela se describe la vida y la obra del pintor con gran detalle, de forma que se aprende bastante sobre el tema pero sin aburrir, de una manera ligerita, amena e instructiva.
Y como lo más normal es que te preguntes que hay de verdad en los datos que se aportan, en el prólogo, el autor nos cuenta que se ha inventado algunas cosas, claro, pero que las descripciones del pueblo son bastante exactas, y sus escenarios (ek Hotel Baudy, el arroyo Epte, el molino Chennevières, la isla de las Ortigas y, por supuesto, la casa rosa de Monet y el estanque de los Nenúfares, etc), existen. Así como también es real toda la información sobre la vida, obra y herederos de Claude Monet, y todo lo  referente a otros pintores impresionistas, especialmente Theodore Robinson (uno de los primeros pintores americanos que vino a pintar a Giverny con Claude Monet) o Eugène Murer. Los robos de obras de arte que se mencionan parece que también son sucesos reales.
Final y desenlace especialmente originalEl desenlace de la trama es muy, pero que muy sorprendente. Como diría mi querida Yoli, a la que con su permiso le cojo prestada la expresión, ojiplática, boquiabierta y con las patas vueltas me quedé con esos giros y sorpresas del final, que debo reconocer no me esperaba en absoluto. Es de esos finales que cuando acabas el libro, piensas que deberías empezarlo de nuevo, releerlo aunque sea por encima, porque igual te has perdido cosas importantes, detalles en los que o habías caído.

Resumiendo: “Nenúfares negros” me ha parecido una buena novela negra con grandes dosis de intriga en un escenario encantadoramente idílico, Giverny, el pueblo de Monet. El autor nos brinda una trama inteligente con la que consigue llevarnos totalmente a su terreno, conducirnos hacia lo que él quiere que creamos, y nos cuenta una historia que capta perfectamente la belleza de la pintura impresionista. Y un final. . . inesperado y sorprendente.
Monet observó su propia muerte en el reflejo de los nenúfares y la inmortalizó en el lienzo. Los Nenúfares. ¡En negro!

Una novela muy recomendable sobre todo para los amantes del género y para los no amantes también. Mi nota es la máxima: