Por ese honorable mérito, y porque todo el que visita Nueva York viene contando que la tarta de queso de allí es espectacular, la seguiremos denominando así. Es un pastel realmente delicioso y para los que sean amantes de las tartas de queso, es una receta imprescindible. Yo diría la mejor tarta de queso que he probado.
- Para la base:230 gramos de galletas tipo "Digestive"113 gramos de mantequilla sin sal, derretida112 gramos de azúcar (en la receta original viene este ingrediente, pero puede perfectamente prescindirse de ella).un pellizco de sal.
- Para el relleno:1134 gramos de queso tipo "Philadelphia" (sí, no me he equivocado, 5 tarrinas). 20 gramos de harina.395 gramos de azúcar. 1 cucharadita de ralladura de limón y otra de naranja.5 huevos tamaño "L" y 2 yemas más.1 cucharadita de pasta de vainilla (usé Home chef).
- Para la cubierta:Mermelada de nuestro sabor favorito. (Me encantó con la de moras y estoy deseando poder probar con la de higos).
Se trituran las galletas de la base y se mezclan con la mantequilla de la base, la sal y los 112 gramos de azúcar si optas por ponerlos. Ya te digo yo que no es necesario. Con esta mezcla cubrimos el fondo y las paredes del molde apretando bien con el dorso de una cuchara para que esté bien compacto. Llevamos al congelador mientras se prepara el relleno.
Precalentamos el horno a alta temperatura, 275 o 285 grados centígrados, más tarde se bajará la temperatura.
En un bol grande batimos el queso con la harina, y vamos añadiendo el azúcar, la pasta de vainilla y las ralladuras de cítricos. Vamos incorporando los huevos de uno en uno y finalmente las 2 yemas. Vertemos la crema sobre la base de galletas que teníamos en el congelador hasta que el molde esté completamente lleno y llevamos al horno.
Horneamos durante 10-12 minutos y transcurrido ese tiempo bajamos la temperatura a 95-100 grados centígrados. Mantenemos la tarta en el horno durante una hora aproximadamente, hasta que esté prácticamente firme, aunque "tiemble" un poco en el centro. Una vez que enfría ya se endurecerá un poco.
Sacamos del horno, dejamos enfriar un poco a temperatura ambiente (en este punto se bajará un poquito el centro) y, sin desmoldar, la metemos en la nevera durante al menos 6 horas, o toda la noche si la hacemos el día anterior. En este punto, si como en mi caso te salieron dos, puedes congelar una, ya que al descongelarla quedará como recién hecha. Para ello basta envolverla bien en film y ponerla sobre una base estable para que no se rompa.
Para desmoldarla pasaremos un cuchillo afilado entre el borde del molde y el de la galleta y desmontamos con cuidado el molde. Finalmente, cubrimos la superficie con la mermelada elegida.
¡Hasta la próxima!