Ya en el segundo tiempo, el vendaval cobró unos cuantos nudos de fuerza. Desde la mediapunta, y con Brasil aprovechando el contragolpe que tan bien le sienta, Neymar completó su espectáculo con otros tres goles y una colección infinita de detalles. Con otro pase profundo, éste de Coutinho, marcó el segundo. Y con espíritu de nueve puro llegaron el tercero y el cuarto: cazó un rechazo en el área tras un despeje defectuoso de Kawashima y cabeceó en el segundo palo un centro medido de Kaká, que, como ante Argentina, dejó minutos escasos pero de calidad.Fue un repertorio de cualidades de lo que debe ser un delantero total: Neymar remató, dribló, asistió, se apoyó y defendió. Todo virtudes, ni el juego en ocasiones rudo de los japoneses le supuso impedimento. Ya avisó en el 16’ de sus intenciones con una falta ejecutada sin mácula, a la que sólo la cruceta le impidió acabar en la red. Un minuto después se desquitó: Tardelli le asistió en profundidad, con un cambio de ritmo sentó al portero y empujó con suavidad a la red.
Sólo hubo focos para la estrella de la noche singapurense, pero otros detalles merecen mención, aunque sea de breve pasada. Miranda rozó el gol por dos veces, luciendo ese poderío en la estrategia que tanto explota el Cholo en el Atlético; el portero Jefferson, casi inédito, sacó una buena mano al final que confirma sensaciones agradables; Robinho, pese a los kilos que acarrea, pudo marcar asistido por Neymar; Willian y Oscar dejaron los mejores detalles del fútbol colectivo de Brasil; y hasta hubo tiempo para la moviola: con 0-1, Luiz Gustavo detuvo con su brazo una falta nipona dentro del área.
Son, todos ellos, destellos de una noche en la que el brillo de Neymar cegó todo lo demás. A sus22 años y 251 días, el límite es el cielo: ya ha marcado 40 goles con la ‘Seleçao’, rebasando aBebeto en la lista de artilleros. Pelé (77), Ronaldo (62), Romario (55) y Zico (48) le esperan en el horizonte.