Con el Barcelona jugando ya con el freno de mano echado y el Levante intentando aplicarse en labores defensivas, Neymar no entró en el mejor escenario para que lucieran sus virtudes técnicas. El 6-0 que se veía en los marcadores del Camp Nou se convirtió en una losa para la magia del brasileño.
Una primera entrada de su marcador levantinista le marcó el territorio, y en los siguientes minutos no hizo más que correr y asociarse en corto con sus compañeros, adquiriendo el tono físico que aún le falta, algo que Martino señaló en la rueda de prensa previa al partido.
Un disparo bombeado que Navas detuvo sin problemas fue la única rúbrica ofensiva que dejó Neymar en el partido, culminando su discreta actuación personal con una patada a destiempo a Juanfran que conllevó su primera amonestación en la Liga española.
El brasileño no estuvo siquiera en la jugada del 7-0, en la que Fàbregas fue el más vivo para robar el balón a Rodas en el saque de una falta. Pedro se sumó al ataque del de Arenys de Mar y le acompañó, lo que le permitió ser el que pusiera el séptimo, con Neymar observando desde la distancia, tomando nota de que en el nuevo manual del Tata, en el que la presión ofensiva es algo básico, la actitud puntuará para estar presente en el once inicial.