Habitación: 602Fecha de entrada: 05/01/2024Tarifa: 135€ (AD)
En el corazón del bullicioso barrio de Chamberí, un edificio de ladrillo rojo, de seis plantas, empotrado entre otros edificios de viviendas, rodeado de bares, restaurantes y tiendas, apenas pasa desapercibido en la acera, de no ser por las paredes repletas de vegetación que presenta el bar restaurante que presta servicio al hotel. Delante de la puerta, un espacio reservado para el aparcamiento y la carga y descarga de equipajes y viajeros.
Dos puertas correderas de cristal con el logo de la cadena nos hacen atravesar una alfombra algo metalizada en la que a la izquierda se ha situado el árbol de Navidad. Una vez dentro encontramos un espacio alargado, moderno y de agradable sensación. El aroma propio de la cadena lo invade todo. Suelo de madera oscura muy limpia, techos de lamas de madera con puntos de luz incrustados en ella. A la izquierda una escalera de caracol abrazada a una columna de hormigón recubierta con una curiosa estructura piramidal de acero cortén. Paredes recubiertas por una curiosa y arrugada tela blanca retroiluminada. Varias butacas delante de ella. Una vitrina de cristal, junto a la puerta del bar - restaurante, con botellas de vino, un largo banco tapizado en verde ubicado entre dos columnas, una mesa alta con varias bebidas de cortesía (agua, té frío, una cafetera de cápsulas), golosinas y algún dulce. Y allí enfrente, al fondo de ese largo espacio, dos mostradores de recepción.
Separados por una columna central encontramos dos poderosos mostradores retroiluminados en su parte inferior recubierta por unos metacrilatos blancos. Sólo está operativo uno. En él nos atiende un joven. En el otro hay una inscripción con una frase del poeta que da nombre a la calle del hotel. Sobre el mostrador, una pequeña pantalla muestra información de la cadena. El joven, atento, sigue escrupulosamente todos los trámites del registro, hasta que nos extiende un pequeño cartoncillo en el que se incluye la clave del wifi, que es gratuito y correcto en todo el edificio, las dos tarjetas que sirven de llave de la habitación y un documento para firmar.Giramos sobre nuestros pasos y nos encontramos con un gran ascensor. Puertas metálicas, interior moderno. Suelo de mármol verdoso, paredes en metal y espejo, botonadura metálica. Abre las puertas en el sexto piso a un estrecho pasillo con suelo de mármol blanco, paredes en vescom claro y mucha luz artificial, algo blanquecina. En uno de los extremos del pasillo hay una colorida fotografía, ocupando toda la pared, con una imagen icónica del centro de Madrid. Un cartel de plástico negro y letras doradas indica la dirección de las habitaciones. Puertas antiguas, repintadas en blanco con los números metálicos grabados en ellas. Pomos de metal plateado redondeado, de los originales de la cadena.En el lado derecho se encuentra la cama. Un somier blanco sostiene un buen colchón de generoso calibre muy confortable. Vestida con un suave y ligero edredón nórdico es grande para ser individual y algo justa para ser doble. Cuatro almohadas de distinta dureza y grosor. Empotrada contra un cabecero de madera de tres cuerpos. A cada lado, sendas mesillas de madera a juego. Sobre una de ellas, un teléfono moderno y el mando de la televisión. Sobre ambas enchufes disponibles, interruptores y un par de enchufes de USB. Anclados al cabecero sendos brazos metálicos de iluminación que generan un ambiente acogedor. En la parte superior de la cama, por un retranqueo de la escayola del techo, corre una tira de led que da mucha luz a la estancia, aunque quizá algo fría. El descanso es bastante agradable, porque el hotel es tranquilo. Gracias a la orientación interior de la habitación y a la persiana, la insonorización exterior es adecuada. Sin embargo la insonorización interior es brutalmente mejorable. Se escuchan todos los sonidos de las habitaciones contiguas.
En la pared restante encontramos el moderno display del aire acondicionado, que funciona a la perfección y de forma casi silenciosa, y un armario doble cerrado con puertas correderas de espejo. En su interior, en un lado, media docena de perchas antirrobo, y en el otro lado, unas baldas, la caja fuerte, la bolsa de la lavandería, un calzador, una gamuza lustrazapatos y un bolígrafo. El espacio del baño es adecuado. Un par de puntos de luz fría desde el techo contrastan con la luz más cálida que ofrece un cuadrado retroiluminado que se ofrece en el espejo. Frente a la puerta, un lavabo rectangular con una más que escasa encimera. En ella, una bandeja ofrece dos vasos de cristal y un gorro de ducha en una cajita de cartón. Bajo el lavabo, una papelera metálica de pedal. Sobre él, un espejo cuadrado antivaho con una luz incrustada en él. A la izquierda, en la pared, un toallero metálico con dos toallas de lavabo con el logo de la cadena, un dispensador de pañuelos de papel, un espejo dirigible de aumento, un secador de buena potencia, un enchufe y dos botes de jabón de manos y crema hidratante anclados a la misma.
Ambiente: 8.5
Habitación: 7.5
Baño: 7
Estado de conservación: 9.5
Desayuno: 7
Valoración General: 8.5