Por Mariano Vázquez
Se puso frenético con la frase “donde nace una necesidad nace un derecho”: “El problema es que las necesidades son infinitas y los derechos alguien lo tiene que pagar, vía la acción violenta del Estado; y la justicia social, una idea violenta, injusta, porque implica tratar desigualmente a la gente”.
Y arengó: “Quiero dejar el mensaje de que esto no es para tibios, acá no valen las soluciones intermedias que son funcionales a más socialismo, son funcionales al comunismo. El zurderío se arroga una supuesta superioridad moral, les voy a contar que esto es falso. No tengan miedo, vayan y den la batalla contra el zurderío que se la vamos a ganar, somos superiores productivamente, somos superiores moralmente”.
¿Por qué cuento esto? Porque soy hijo y nieto de exiliados y represaliados por la dictadura franquista. Parte de mi familia paterna estaba afiliada a la confederación anarcosindicalista española (CNT). Mi abuelo David Vázquez López integró el batallón tercero de la “Columna ESPAÑA LIBRE del Comité Nacional de la C.N.T. DELEGACIÓN ORGANIZADORA”, luego se enroló el 10 de marzo de 1937 en la 33 Brigada y desapareció en combate el 4 de abril de 1838 en “T/Chonte/&/Ebro” durante la ofensiva franquista en Aragón. El relato familiar indica que cayó preso a manos de fuerzas italianas. Dos batallas se registran en esas fechas contra el Corpo Truppe Volontaire (CTV) y ambas fueron el 3 de abril: una en Lérida y la otra en Gandesa. Estuvo preso en alguno de los cuatro campos de prisioneros que los fascistas de Benito Mussolini tenían en Cantabria (Laredo y Santoña).
Finalmente: mis tías abuelas también fueron parte activa de la resistencia. Parte de la familia que ya vivía en Argentina logró juntar el dinero para los pasajes para que pudieran salir de la España franquista: Mi abuelo David vino con mi abuela Vicenta, mis tíos David y José Antonio y mi papá en el vapor inglés Highland Brigade, aquel barco que menciona José Saramago en su libro El año de la muerte de Ricardo Reis. Llegaron al puerto de Buenos Aires el 12 de abril de 1949.
Un Milei eufórico bailó desquiciado al ritmo de “Volver al 36” junto a Abascal y sus falangistas: “Cabreamos siempre a los comunistas, feministas y progres. / La izquierda ya va a gobernar, la dictadura va a empezar. / Rodeados de revolucionarios, pajilleros de sofá. / Los lobbies temblaban al ver, / que la subvención de este mes iba a desaparecer. / ¿Y ahora qué coño van a hacer? / Somos la resistencia / Somos fachas / Si eres gay y quieres ir a ver el Orgullo LGTB / al COGAM debes enseñar el carnet de buen homosexual. / Las feministas protestas por la violación grupal / hay diez más que investigar, / me da igual son de Senegal. / Somos la resistencia / Somos fachas. / Cómo me gusta la libertad, menos la tuya que votas mal. / La iglesia es muy patriarcal, / ven conmigo a hacerte musulmán. / Todos los veréis / Vamos a volver al 36”.
Ni 36 ni 76, el domingo hay que votar contra Milei.Mariano Vázquez