El Partido Popular, con entusiasta apoyo de CiU y parsimonioso apoyo del PSOE, nos encamina hacia una situación griega. Pueden los “mercados” robarnos vivienda, pensiones, trabajo y, sin embargo, seguir subiendo la prima de riesgo sin tasa. El gobierno, con oídos solamente para Bruselas y los bancos de filiación paragermana, repite el mantra del “recorte, recorte, recorte”, sin darse cuenta de que, después de recortar, los mismos que han llenado los bolsillos con el saqueo le dicen: ¡Pero cómo vas a recuperarte si me he llevado todo tu dinero! No en vano, ya sabemos, gracias a los nuevos papeles de Wikileaks, que Gracia iba a ser el “conejillo de indias” de Europa. Los únicos marxistas en Europa son los banqueros. Saben perfectamente lo de la lucha de clases. Y la aplican.
Si se están rompiendo las bases del contrato social -se pongan en marcha los recortes que se pongan en marcha-, ¿no será entonces el momento de un nuevo contrato social? Las mentiras del PP para ganar las elecciones ya han sido dinamitadas por los mercados (se terminó la bula del dinero barato entregado por el BCE: Merkel también obedece órdenes). Los “mercados”, esos que son amigos de Platón pero mucho más amigos de la cartera. Esos que no ven gente, sino recursos. Esos que, aún a día de hoy, tienen demasiada paz para gastarse lo que roban a los que no tienen rostro ni historia a sus ojos.
¿Hasta cuando van a ofrecer los gobiernos en sacrificio a sus pueblos para aplacar el ansia de sangre de unos bancos sin fondo? Si recibiéramos un ataque de Al Qaeda tan sangriento como el que nos están brindando los “mercados” ¿no estaría el ejército rodeando sus viviendas y sacándolos a tiros de su escondite? Entonces ¿por qué no en vez de estar haciendo ejercicios espirituales en procesiones, cargando iconos de dudosa veracidad histórica, van a detener a los causantes reales de este desastre? ¿Es que puede haber un terrorista más temible que el que está condenando a 5 millones al desempleo, robando la vivienda a 6 millones, frenando las posibilidades de estudiar a cientos de miles, cerrando de nuevo el acceso a sanidad a los más humildes?
Lluvia, procesiones, legionarios, sacerdotes, caciques y aristócratas. ¿Qué hace el pueblo en ese teatro obsceno mientras está perdiendo el futuro? ¿No están acaso sangrando en cada rincón cristos desempleados, desahuciados, amenazados? Si leyéramos una nota en España como la que ha dejado Dimitri antes de suicidarse por no querer buscar alimento “en los cubos de basura” no sé que pasaría con nuestra tranquilidad. Igual sacábamos en procesión nuestra rabia y en vez de cantar una saeta delante de un banco, de una multinacional o de la sede un partido, imaginábamos otras salidas más esperanzadoras para las mayorías. Para los de abajo. Para la gente como Dimitris que decidió quitarse la vida porque ya no era viable económicamente y quería mantener intacta toda su dignidad:
Nota de suicidio de Dimitris Christoulas:
“El Gobierno de Tsolakoglou ha aniquilado toda posibilidad de supervivencia para mí, que se basaba en una pensión muy digna que yo había pagado por mi cuenta sin ninguna ayuda del Estado durante 35 años. Y dado que mi avanzada edad no me permite reaccionar de otra forma (aunque si un compatriota griego cogiera un kalashnikov, yo le apoyaría), no veo otra solución que poner fin a mi vida de esta forma digna para no tener que terminar hurgando en los contenedores de basura para poder subsistir. Creo que los jóvenes sin futuro cogerán algún días las armas y colgarán a los traidores de este país en la plaza Syntagma, como los italianos hicieron con Mussolini en 1945″.