Las resoluciones judiciales están para cumplirlas. Ese es uno de los fundamentos esenciales para convivir en un Estado de Derecho. La Junta Electoral Provincial de Murcia la forman cinco magistrados. Supongo que con visiones y percepciones distintas de las cosas. También a la hora de debatir sobre la presencia o no de Podemos-IU-Alianza Verde y Más Región-Verdes Equo en el debate organizado este viernes por el Colegio de Periodistas. Unas opiniones que quedaron soterradas tras la emisión de un dictamen en el que se hablaba de unanimidad. El único pero que se puede adjuntar a ese texto es que no permitiera un sexto atril para la candidata Helena Vidal, lo que hubiera evitado que María Marín se enrocara y no abandonara el plató de La 7 en actitud numantina. Con que los moderadores le hubieran retirado la palabra o el realizador hubiera dado orden de apagar su micro hubiera bastado. Porque no creo que, tras ello, la candidata de Podemos se hubiese abalanzado sobre las cámaras como una posesa para impedir que prosiguiera la emisión.
Lo ocurrido este viernes en el debate no es más que la perfecta apoteosis de una nefasta legislatura regional, trufada de chapuzas, cambalaches y tránsfugas. Los principales actores no podían defraudar a su distinguido público, que al fin y a la postre son los electores. En el caso de Podemos y Más Región, llovía sobre mojado. El eterno problema de cohabitar que padece en esta Región la izquierda de la izquierda. Y las diferencias irreconciliables entre sus líderes territoriales, Javier Sánchez Serna y Óscar Urralburu, que no contribuyen a que la presencia en un debate de sus candidatas a la Asamblea Regional resulte de todo punto compatible. A eso hay que añadir que los de Podemos ya llegaron calientes a la sede de La 7, toda vez que la Junta Electoral Central no había resuelto el recurso respecto a lo dictaminado por la Junta Provincial: que Podemos-IU-AV se repartiera el tiempo de intervención con Más Región-Verdes Equo. La decisión está basada en que en 2019 Podemos y Equo acudieron coaligados a las autonómicas y, por tanto, la distribución de los tiempos se hace en función de aquellos resultados.
Con todo, la actitud de María Marín, cuyos asesores ya las habían tenido con el presidente de la RTRM, Mariano Caballero, antes de iniciarse el debate, dista mucho de ser la de una heroína, tal y como fue recibida de madrugada en la sede de la calle Cartagena. La situación en la que quedó Helena Vidal, que apenas pudo abrir su capeta pero no decir una sola palabra ante cámaras y micrófonos, también dista de la de ser una mártir. Porque, al final, la que pierde en estos casos es la democracia, esa de la que tanto hablan algunos y con la que se les suele llenar la boca. Un espectáculo bochornoso, que vuelve a colocar a esta Región en primera plana de los medios nacionales y no precisamente para elogiar los logros obtenidos por un tenista, un pintor o un literato, por decir algo.