Retomando el final del artículo de ayer de mi compañero Víctor donde decía que iba con Alemania, yo también tengo mis preferencias. Aunque mi corazón lleva desde antes del Mundial con Bélgica (por la calidad y juventud de sus jugadores y, por qué no decirlo, por nostalgia de los años 80) y se va encariñando con Costa Rica (sin duda la revelación del torneo), de entre los favoritos habituales los alemanes son mis preferidos. Por eso anoche me senté en el televisor pensando que iba a disfrutar con un partido en el que una voluntariosa y veloz Argelia iba a empezar lanzando algún contraataque para agotarse pronto ante el empuje de la maquinaria teutona, pero algo no fue como se esperaba. Y es que la gran virtud de este Mundial está siendo la igualdad, vamos, que ni los alemanes se pasean.
Los octavos de final han sido fiel reflejo de lo complicado que está siendo este Mundial para todas las Selecciones grandes. Aunque en los resultados finales no ha habido destacables sorpresas, las grandes clásicas de la Copa del Mundo han tenido que sudar para clasificarse, sea en penaltis (como Brasil), en la prórroga (como Alemania) o remontando en los últimos minutos (como Holanda).
Neuer tuvo que emplearse a fondo frente a una valiente Argelia
Brasil viene luciendo en este Mundial mucho nerviosismo, grandes dosis de intensidad en su juego, calidad individual y malos modos por parte de Scolari (seguramente el entrenador más soberbio, llorón y antipático del campeonato). Pero el jogo bonito, ni está ni se le espera. Ante la correosa Selección Chilena, los brasileños no encontraron los espacios que otros rivales de juego más alegre le dejan, no pudiendo lucir a Neymar, que es básicamente su arma ofensiva y la piedra angular del éxito de todo un país ¿será demasiada presión? De momento Chile estuvo cerca de hacer saltar por los aires el chiringuito de Felipao.
Los de Sampaoli fueron superiores durante amplias fases del encuentro e incluso tuvieron al final de la prórroga un disparo al larguero que dejó temblando a todos los brasileños, aun convencidos de que este Mundial va a ser suyo. Solo el acierto de Julio César en la tanda de penaltis les hizo salvar esta eliminatoria. Próxima estación: Colombia.
Precisamente el próximo rival de Brasil es el equipo de moda del Mundial. Colombia está desplegando el juego más brillante del torneo, con buenas individualidades, entre las que destaca James Rodríguez (el primero de sus dos goles a Uruguay fue impresionante), pero con la fuerza de un bloque bien organizado y muy compensado. No dio opción a una Selección Uruguaya que llegaba en shock por el asunto de Luis Suárez y que no pudo canalizar su rabia en el terreno de juego ante la superioridad manifiesta de “los cafeteros”. Son superiores en juego a Brasil, si no les tiemblan las piernas en los cuartos de final y saben controlar los destellos individuales de los locales, deben ser favoritos.
Holanda se dedicó a sobrevivir ante México y acabó saliéndole bien el plan. El tri puso el juego y las ocasiones, incluso puso el primer gol del encuentro, pero la oranje, que se está mostrando muy segura de su misma en este Mundial, despertó en los últimos minutos espoleada por un Robben en gran forma (cuando este chico está fino su nivel es equiparable a los mejores), empató en el minuto 88 y evitó la prórroga anotando de penalti en el minuto 94.
Los mejicanos se van sin saber muy bien cómo, entre quejas por el derribo a Robben (para mi es penalti, aunque exagera, como casi siempre, su caída) y la sensación de haber sido mejores. Para los holandeses queda un nuevo refuerzo de sus posibilidades, aunque su juego no es ni la sombra de la brillantez que uno espera de esa camiseta, y el rival a priori más débil de los cuartos, el derivado del Costa Rica – Grecia.
Holanda necesitó un penalti para pasar a cuartos de final del Mundial
Y serán los ticos centroamericanos los que se enfrentarán a los holandeses en cuartos. Este equipo no es flor de un día, tras salir líder del grupo de la muerte habiendo llegado como cenicienta, volvió a hacer otra demostración de trabajo en equipo y fe para acabar hundiendo al barco pirata griego. Para los costarricenses fue el control del partido, se adelantaron en el marcador, resistieron una expulsión y, ante el empuje griego de los últimos minutos, vieron como recibían el empate en el descuento. Pero no se vinieron abajo, con la seguridad de tener al gran Keylor Navas entre los palos, aguantaron la prórroga y elevaron a los altares al portero del Levante en la tanda de penaltis. Costa Rica, sin nada que perder, será un rival importante para Holanda.
Viendo el resultado del Francia contra Nigeria, parecería que el encuentro había sido más fácil de lo que fue. Les bleus tuvieron que sudar para aguantar a las súper águilas, que no acertaron con la portería y cuya defensa, demasiado adelantada para sus pocos fundamentos tácticos, acabó por castigar. Se libró Francia de la expulsión de Matuidi por una gravísima entrada que lesionó a un rival y encontró en Griezmann al compañero ideal para Benzema. Con eso, el despliegue de Pogba y su fuerte defensa, los franceses se plantan en cuartos con la esperanza de superar a otro clásico, Alemania.
Y volvemos al principio del artículo, que ni los alemanes ya se pasean. Con una defensa al filo de la navaja (más aun sin Hummels) ante los contraataques de los veloces argelinos, Neuer evitó en algunas salidas a la desesperada que los africanos se adelantaran. Con alguna intervención de mérito del meta MBohli y muchísimo esfuerzo de los once zorros del desierto, llevaron el partido a una prórroga donde acabaron por desfondarse. Un gol con cierta suerte de Schürrle pareció definir el partido, y con la prórroga ya finalizada, Özil cerró el partido y Djabou convirtió un más que merecido gol del honor, nunca mejor dicho, para unos dignísimos derrotados.
Porque todos los equipos caídos en esta ronda merecen ese calificativo de dignos rivales y dignos derrotados. El Mundial está para ser disfrutado y se acerca lo más interesante.