La coalición Izquierda Unida no ha sabido mantener el discurso preelectoral del “giro a la derecha” tan repetido por el señor Gaspar y los suyos.
Las declaraciones de Cayo a Europa Press el 4 de abril, sí aquellas que decía “Ni por activa ni por pasiva permitiremos un gobierno de la derecha en ningún sitio”, han caído en el saco roto de las palabras en el mundo paradójico de los hechos.
La falta de acuerdo entre las élites de la izquierda ha conseguido que sesenta municipios sociológicamente progresistas sean gobernados por el cetro de una derecha en minoría.
Desde la crítica, cabe preguntar al señor Llamazares:
¿Quién gira más a la derecha, aquéllos que hacen políitca responsables en pro del interés general o, por el contrario, aquéllos que le tienden la alfombra roja al neoliberalismo exacerbado de las burbujas y los imputados?
¿Cómo van a materializar ustedes el discurso idealista de sus filas, cuándo renuncian a formar gobiernos legítimos de izquierda y optan por ocupar la silla pasiva de una oposición frustrada?
¿Consideran que alejándose de un PSOE debilitado conseguirán fortalecer una mayoría holgada en los comicios legislativos?
La “bofetada” de Cayo a la filas progresistas ha despejado la verdadera cara de aquéllos que abanderando la bandera del “interés general” dejan pasar la oportunidad del progreso.
Las palabras de Lara “no podemos ser corresponsables del hundimiento del Titanic” nos recuerda a la música del PP, que durante tres años de crisis económica sólamente se ha ocupado de criticar al “patrón del barco” sin realizar ningún amago por salvar a su tripulación.
La indignación de aquellos electores que votaron a IU “fiándose” de las palabras de su líder, no les sobra razones para sumarse a ese movimiento de miles de jóvenes indignados que cansados de gestos como éste gritan “¡no les votes!”.