Piensan que Susana carece de fuerza suficiente y de aceptación por liderar una comunidad que, con dos de sus ex presidentes (Chaves y Griñán) procesados, está enferma de corrupción, de atraso, de clientelismo y que, para colmo, acaba de salir muy malparada del último informe PISA sobre el nivel de la educación. Por su parte, Sanchez, aunque sus tesis de enfrentamiento y odio africano al PP son compartidas por muchos de los militantes socialistas, ha demostrado con creces su irresponsabilidad y torpeza al frente de un partido al que llevó hasta la división, la crisis y a sucesivas derrotas electorales, cada cual peor que la anterior.
El futuro del partido, mientras permanezca dividido entre "Su y Sá", es negro y está bloqueado. Ni Susana va a conseguir ser aceptada, a pesar de la fuerza del socialismo andaluz, ni Sánchez va a ser tolerado, una vez descubiertas sus inmensas debilidades, su afán desmedido de poder, su alarmante cercanía al radicalismo de Podemos y su incompatibilidad con la España que crea empleo y riqueza. De lo que se trata, porque es la única salida razonable, es de encontrar una tercera vía. En eso están los de la corriente "Ni Su ni Sá", que al menos es una reacción inteligente frente al absurdo, la decadencia y la amenaza de ruptura.
La tercera vía está siendo considerada como la única opción razonable hasta por los mismos miembros de la actual gestora, conscientes de que se encuentran en un callejón sin salida.
¿Quien está detrás de esa nueva vía? Por el momento se habla del diputado de la Asamblea de Madrid, Juan Segovia, del alcalde de Soto del Real, Juan Lobato, y el del ex lehendakari, Patxi López, pero hay más que, por ahora, prefieren la oscuridad. Hasta se dice que Felipe González y su corte de dinosaurios, cuya influencia es creciente, están detrás del movimiento.
Francisco Rubiales