Cuando viajas de nuevas hacia un lugar de España que solo has visto en fotos de otros y referencias puntuales de periodistas y sociólogos, siempre te dibujas un mapa que luego se te cae, a veces para bien, como sucedió en Soria.
San Esteban de Gormaz se encuentra en la famosa ruta de la lana, uno de los más antiguos trazados de la península. En este pueblo hay catalogadas más de 300 bodegas repartidas por las laderas del castillo, hasta donde llegamos. Se trata de pequeñas bodegas familiares, arquitectura subterránea, donde se produce vino de la Denominación de Origen Ribera de Duero. Un poco más atrás, Burgo de Osma, donde visitamos su impresionante catedral de Santa María de la Asunción. Allí se conserva un beato escrito por el clérigo Pedro y miniado por Martino en 1086. Este preciado documento contiene un mapamundi que ofrece datos sobre la geografía espiritual de la época. Aunque pudimos admirar los restos de su muralla, queremos visitarlo de nuevo en cuanto tengamos ocasión para ver su plaza mayor, ejemplo que dicen de plaza castellana, edificios, atalayas y castillo.
En Calatañazor, un pueblo de cincuenta almas, ya se aprecia esa línea medieval de la que todos hablan, amén del verso de Gerardo Diego que el escultor Ricardo González inmortalizó en bronce en 2011. El poeta está leyendo un libro de poesía que canta a la ciudad:
Poetas andaluces que soñasteis en Soria un sueño dilatado: tú Bécquer, y tú Antonio, buen Antonio Machado que aquí al amor naciste y estrenaste las cruces del dolor, de la muerte...desde el cántabro mar también, subí a Soria a soñar"Todo invita a un reconocimiento, las empedradas calles, aquellas paredes con tapial de barro y paja, los postigos de las puertas, las chimeneas cónicas pinariegas, que se repetirán después en Vinuesa, los restos de la muralla y el castillo. Yo me siento y escribo, que todo invita aquí a la reflexión, que ni te imaginas lo que te inspira cada rincón de esta tierra que tanto anhelabas conocer.
Cada viernes en la tercera de Diario Palentino