Intentamos que nuestros hijos se comporten de manera educada que sean respetuosos. Somos seres sociales y debemos aprender a convivir, lo que implica cierta “etiqueta” en nuestras formas, los niños tienen que saber decir “por favor” o “gracias”, así como respetar turnos o el trabajo de los demás.
Pero también como padres debemos cuestionarnos algunos de los convencionalismos sociales ¿qué le estoy enseñando?, ¿es importante que aprenda esto?...
Hace algún tiempo acudí a una charla informativa sobre la Prevención del abuso sexual infantil, lo impartió una psicóloga llamada María Pastor Pascual. En ella, nos hizo reflexionar sobre la tendencia que tenemos de “forzar” a los niños a corresponder a las muestras de afecto.
El caso más claro es el beso de bienvenida que deben de dar a toda la familia que se reúne para celebrar por ejemplo una comida familiar. En España solemos saludar dando dos besos, y desde muy pequeños aprendemos a hacerlo. El niño que se niega a darle un beso a la abuela por ejemplo, por vergüenza o porque simplemente no le apetece, puede recibir mensajes del tipo “ ¡Cómo no le vas a dar un beso a la abuela con lo que ella te quiere!”, “Pues la abuela no te va a comprar más cositas como no le des un beso”… es decir un claro chantaje emocional.
La psicóloga nos señaló la importancia que tiene para prevenir el abuso sexual que los niños sepan que su cuerpo es suyo y que nadie puede exigirles que les den muestras de cariño. Los menores tienen derecho a decir “no” a un beso o una caricia incluso de un ser querido y este debe respetarlo.
Obligándoles a ese beso forzado les enseñamos que hay gente que puede decidir por ellos cómo, cuándo y de qué forma deben mostrar su afecto.
Es complicado que la gente que rodea a los niños comprenda que no pasa nada porque un día al niño no le apetezca darles el beso de bienvenida, deben pensar que si el niño les quiere, como sin duda será, quizás más tarde se lleven un abrazo espontáneo que será muchísimo más satisfactorio.