Planta un árbol sobre la tierra yerma
y ayúdale a crecer, y ayúdale a crecer,
igual al socialismo que tenemos que hacer,
igual al socialismo que tenemos que hacer.
Hubo un tiempo, dónde los obreros no tenían derechos. Hubo un tiempo, dónde ni podían votar a sus represantes. Hubo un tiempo, en que si además eras mujer, no existías.
Y en ese tiempo, empezó a crecer la creencia de que había una vida mejor, que no tenían porqué aguantar tanto, sólo para que los “señoritos”, los “patrones” mantuvieran su vida acomodada, a costa de la de los trabajadores.
Un tiempo dónde había mucho miedo. Miedo a lo desconocido, miedo a que si se luchaba, podrían perder lo único y poco que tenían. Un trabajo de mierda que no servía para vivir, sino que se vivía para trabajar.
Pero poco a poco, se dieron cuenta de que juntos tenían fuerza. Juntos eran ¡formidables!¡épicos! Y lucharon, se unieron, y avanzaron.
Hubo un tiempo de árboles partidos
de voces acalladas de miedos y de gritos.
Hubo un tiempo hoy ya casi vencido
que sólo las raíces crecieron al olvido.
Pero la intolerancia, el miedo a perder el estatus, la afición por imponer el punto de vista de cada cual, se saldó con un golpe de estado y una larga dictadura.
Y el dictador fue paternalista. El dictador hizo caso a aquello que le dijeron que lo mejor que podía hacer era tener a los obreros “contentos” y les dio de comer. Y les dio ocio y …
… Y si había por algún casual, alguno que no se conformaba con eso, que podía “revolucionar” esa sociedad tan “limpia y ordenada”… con acallarlo, ya en la cárcel, ya con la pena de muerte, unos cuantos rezos, y santas pascuas…
Pero ese germen, esa libertad, ese anhelo, no desaparecieron…
Planta un árbol sobre la tierra yerma
y ayúdale a crecer, y ayúdale a crecer,
igual al socialismo que tenemos que hacer,
igual al socialismo que tenemos que hacer.
El anhelo seguía ahí. La lucha también. Enmascarada, agazapada, clandestina, pero estuvo ahí. No tanto cómo a muchos les gustaría presumir hoy. No tanto, pero sí muy importante.
Nadie pudo romper esas raíces,
nadie pudo matar la libertad,
nadie pudo impedir que ellas creciesen
contra el viento, la sangre y la impiedad.
Nadie, salvo los mismos “socialistas”, los que olvidaron realmente lo que es ser socialismo y se conformaron con un falangismo adulterado (ver artículo del Mendi al respecto, es muy interesante).
Los mismos que en el momento de llegar “la democracia”, nos traicionaron. A nostros, a la sociedad, a ellos mismos. Y lo hicieron cambiando ideología por poder. Lo hicieron utilizando ese poder, para transigir… transigir frente al capitalismo. Y arrástrandonos a todos, hacia una sociedad neoliberal.
Planta un árbol sobre la tierra yerma
y ayúdale a crecer, y ayúdale a crecer,
igual al socialismo que tenemos que hacer,
igual al socialismo que tenemos que hacer.
Ayudarle a crecer implica reconocimiento de lo que se ha hecho, y reeducación. Y aunque suene de pena el término “reeducación”, me refiero a que es primordial, que las personas piensen. Que se den cuenta de que son manipuladas un día y otro y otro y otro más.
Que lo son tanto por parte de los que te “quieren” cómo de los que no. Que la guerra en los medios de comunicación, es ver quien te hace creer la mentira más gorda…
Hoy están a flor de nuestras pieles
para formar un bosque sobre el mar,
la vida es implacable con el hombre
la Historia no se puede parar.
Y nos lo creímos. Caímos en la trampa. La sociedad no era perfecta, pero era más justa. El comunismo había fracasado, el socialismo también. Sólo nos quedaba el capitalismo, pero.. ¿para qué queremos ser todos ricos? con tener unos pocos derechos, nos conformamos. Sanidad pública, educación pública, derecho a una vivienda digna, derecho al trabajo. Un trabajo que sirva para vivir, no al revés…
Y con todo eso “conseguido”… nos echamos a dormir. Nos creímos que era cierto todo lo que nos contaban. Por fin vivíamos en democracia y ¿cómo iba a ser posible que un político, no trabajara para su patrón, oséase, el pueblo?
Y el príncipe azul existe, también la vida de rosa… nos descuidamos…
Planta un árbol sobre la tierra yerma
y ayúdale a crecer, y ayúdale a crecer,
igual al socialismo que tenemos que hacer,
igual al socialismo que tenemos que hacer.
Y volvemos a estar en el punto de que el árbol está, pero tras haberlo dejado secarse, ahora tenemos que recuperarlo… y eso se hace con unidad, con miedo, porque es lógico, porque la agresión es grandísima… porque se han dedicado a separarnos. La culpa de que el Metro de Madrid funcione mal es de los trabajadores, si hacen huelga los linchamos, el malo es el compañero que se sienta dos mesas más para allá… si ese otro habla y se ríe con un jefe, seguro que me está haciendo la cama… yo con ese no voy a ningún sitio… no me fío de él…
Y hay que superarlo. NO digo olvidarlo, pero hay que unirse. No me sirven según que argumentos. Que si los partidos políticos son una mierda e IU también y … ¿perdón?… ¿es que luchamos contra los partidos políticos? ¿es que la lucha es contra IU?… o ¿lo que tenemos que conseguir es que se metan sus sistema por dónde les quepa, naciendo uno mucho más justo?
Por eso, quiero que sepas, que tú, compañero psoísta, por muy hipócrita que me parezca la situación, serás bienvenido en la mani. Que sepas que tú, antisistema que te autoexcluyes del mundo que sigue rigiendo tu modo de vida, serás bienenvido en la mani. Que sepas que tú, vecino, que deja pasar la vida, sin luchar porque has perdido la esperanza, serás bienvenido en la mani, porque al fin y al cabo lo que somos es compañeros… compañera… compañer@s en la desgracia de tener que vivir en un mundo tan insolidario… compañers, porque la lucha se hace aunando gente… tú…
Espero verte el 19F en la mani… haciendo que se oiga la voz del descontento, del repudiado, del exclavizado…
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