En junio de este año el Instituto Samuel Robinson realizó una Mesa de Análisis en torno a la guerra que el imperialismo norteamericano lleva a cabo contra Nicaragua, usando en su campaña numerosas organizaciones no gubernamentales, medios y otros mecanismos de injerencia.
A propósito de las elecciones presidenciales de este domingo 7 de noviembre, recomendamos echarle ojos y oídos a toda la intervención, que incluye a la investigadora y educado nicaragüense Yorlis Luna, el periodista estadounidense Ben Norton y William Serafino, investigador del Instituto Samuel Robinson y columnista de Misión Verdad.
Estados Unidos intenta proyectar a la región latinoamericana como territorio en disputa. En ese plan, es cada vez más evidente el injerencismo aplicado contra países como Nicaragua. Así dio comienzo a la Mesa de Análisis “La guerra por otros medios: Nicaragua y las ONG”.
La ejecución de tácticas de guerra no convencional en Nicaragua es financiada por el gobierno estadounidense a través de recursos asignados a varias ONG. Norton lo explicó detalladamente durante su intervención.
Asimismo, profundizó en cómo históricamente el gobierno estadounidense ha usado fachadas de la CIA para intervenir en Nicaragua y frenar el avance del movimiento sandinista.
Los medios de comunicación antisandinistas en Nicaragua legitiman las acciones de carácter intervencionista que impulsan las ONG, ambas estructuras son usadas como instrumento político y reciben financiamiento de la USAID y la NED.
Dentro de toda la estructura política antisandinista está la Fundación Chamorro. Norton explica el alcance de la fundación como brazo ejecutor de los planes golpistas en Nicaragua.
Yorlis Luna, investigadora y formadora en organizaciones campesinas nicaragüenses, explicó de dónde parte el odio de la oligarquía de Nicaragua hacia la revolución sandinista.
Luna también detalló la participación de las ONG en el desmantelamiento de los logros de la revolución. Esa experiencia en Nicaragua deja en evidencia la necesidad de que estas organizaciones se sometan al ordenamiento jurídico del país donde operan.
El financiamiento a las ONG se traduce en acciones de desestabilización que se van a aplicando luego en los países donde los mayores financistas de estas organizaciones tienen fijado sus intereses políticos. El caso Nicaragua es ilustrativo.