Tomo único | 272pp
Dafne está enamorada de un chico de su barrio, un individuo muy poco recomendable. Con la ayuda de su hermana, encontrará la manera de interesarle: creando un perfil falso en facebook, del que él no pueda sino enamorarse. Pero entonces comienzan a suceder cosas inesperadas: alguien más se interesa por ese perfil falso, alguien que claramente no tiene buenas intenciones y que se oculta tras su nick. Comienza una persecución, un peligroso juego del gato y el ratón, entre dos personas que no se conocen en la realidad... ¿o quizás sí?
Detrás de un nick puede esconderse cualquier persona. ¿No os habéis preguntado qué se esconde tras “Kanon” o tras “Da”? Cada nombre o nick tiene su propia historia y, también, su propio personaje. ¿Qué esconderá el nick de una joven desesperada por encontrar el amor? El poder de Internet no sólo se reduce a eso, el peligro se encuentra justo traspasando esa línea, y te lo digo yo, que encontré todo lo que hoy soy en Internet. Os doy la bienvenida a la red, corderos, y os informo que es muy importante que os abrochéis el cinturón porque Inma Chacón os dará un buen meneo cibernético antes de llegar a destino.
Dafne es una adolescente enamorada del chulo de turno, aquel chico poco recomendable que ni siquiera le dedica una mirada. Pero eso a ella no le importa, es más, tiene un descabellado plan para llegar hasta él. Junto a su prima lo hará realidad: se creará una identidad falsa en Internet con la cara de su hermana para llegar hasta él. Pero cometerá un terrible error; y es que en Internet no todo es lo que parece. Menos cuando has enamorado a la persona equivocada. Todo puede ocurrir en la Red de redes, sobre todo si te escondes tras un Nick.
“Nick” puede resultar un libro sencillo, con un argumento poco pretencioso y, en cierta manera, eso es lo que es. La autora no hace gala de un propósito ambicioso, sino que se interna en nuestro interés de manera suave y tímida. Comenzamos la historia sintiéndonos en cualquier otra parte, sin saber qué va a pasar. Empiezas a crearte conjeturas, porque al fin y al cabo, todos hemos vivido historias de todo tipo de Internet. Sin embargo, Dafne nos lleva unos cuantos pasos de ventaja y, en el desarrollo de la historia, se descubrirán secretos que nunca debieron ser revelados, cambiado la historia abruptamente y dando un giro estrepitoso hacia la locura. Nick trata ese tema tan peliagudo que es “adolescentes + Internet + libertad”; lo maneja a su antojo y nos hace reflexionar sobre el efecto nocivo que a veces acarrear regalarle un ordenador con Internet a tu hijo. A veces, en la red, las cosas no son como parecen: no conoces a la gente con la que hablas, no debes decirles quién eres y te tienes que esconder tras un Nick, salvaguardando tu intimidad y tu honor. Pero estas son reglas que muchos jóvenes no entienden, y menos si hay amor de por medio. Cuando Dafne empieza a ver interés de ese joven chulesco y pasota, se emociona fervientemente, pero luego cae en la cuenta de que ella no es ella y que ese chico no está enamorado de su cara, sino de su Nick; de su otra personalidad. Las mentiras pueden estropearte la vida, más si no sabes cuándo pararlas. Para cuando nos damos cuenta, estamos enganchados a la historia de Dafne, y no tenemos otra vía que seguir leyendo. Descubriremos poco a poco al corto elenco que nos acompañará hasta el final de la novela, destacando una protagonista problemática e ilusa, que juega con fuego y que, al final, consigue quemarse las manos. Ella y sus acompañantes de guión son solventes y reales, con reacciones de todo tipo y gran variedad de matices: la prima que podría ser la tuya, el chico misterioso que conoces por Facebook y que siempre tienes en mente pero que no sabes si es quien dice ser… La historia de amor que vivimos es ficticia y a la vez apasionada, tremendamente peligrosa por su adicción. El tono de “Nick” no es nada moralista, pero sí que tiene cierta enseñanza; cuando la familia de Dafne se está hundiendo, ella acude a Internet para solventar todos sus problemas, encontrándose con otros que, de ser cibernéticos, de pronto pasaron a ser una peligrosa realidad. Esto ocurre hoy en día en miles de casas, en miles de habitaciones a oscuras donde una pantalla brilla intensamente, revelando la angustia de un adolescente que, sin saberlo, se está metiendo en la boca del lobo. Luego viene la desesperación de la familia, al darse cuenta de que no estuvieron presentes cuando sus hijos se descarriaron. Como la trama se centra en estos conceptos y moralejas, la acción se desarrolla muy lentamente, con un hilo conector lógico y sencillo que engancha. Saber que Dafne se está convirtiendo en una mentirosa rematada, en una confiada enamorada y en una ilusa, tal vez, perdida en la miseria, hace que el lector no quería despegar la nariz de su problema hasta que éste se resuelve en un final inesperado.
No obstante, la magia del encuentro deba acabarse aquí, pequeños míos. Aunque “Nick” es una obra apasionante y reflexiva sobre el peligroso mundo en Internet, le falta ese “algo” para convertirlo en una obra maestra. Un ejemplo de ello podría ser la pecaminosa ingenuidad de Dafne, que hace que nos preguntemos si, sinceramente, es un ser humano normal, haciendo que el personaje pierda su trabajada consistencia; luego podemos resaltar el nulo desarrollo personal de la protagonista: siento que la Dafne del principio es la misma que la del final. La relación amorosa al comienzo resultaba curiosa y original, pero luego pierde fuelle porque, dos personas que no tienen nada que ver y que provienen de mundos tan diferentes, no pueden enamorarse de pronto (típico síntoma de romance-exprés de la literatura juvenil). La otra cuestión a destacar es la falta de chispa de algunos diálogos, dejándolos caer rápidamente al olvido.
La idea que fraguó “Nick” parte de una base fantástica, original y atrayente, con sus toques de suspense, intriga y romance que, sin embargo, por algún motivo desconocido, perdió su esencia en mitad del camino. Tal vez estamos ante el típico miedo de un autor a “pasarse de la raya” y convertir el libro en algo más crudo y cruel de lo que los expertos consideran “juvenil”. Sinceramente, creo que estas trabas son un error porque la literatura juvenil debe ser un reflejo de nuestra sociedad y, lamentablemente, ésta no es para nada una sociedad idílica donde las atrocidades o los malos ratos no existan. Igualmente, estamos ante una novela que dejará satisfecho al lector menos experimentado y que entretendrá lo suficiente como para hacerte olvidar este cruel mundo donde vivimos que, al final, es lo que siempre se busca en un buen libro.
Ayer, Internet era el “mañana”. Esa mañana ha llegado: ¿cuál será tu decisión? ¿Seguirás siendo tú tras esa pantalla o desaparecerás detrás de un misterioso Nick?