Todo hubiera quedado en anécdota si no fuera por los desmentidos y algunos hechos. La historia de Francisco Nicolás Gómez saltó a los periódicos hace unas semanas, cuando se supo que “Fran”, como suele ser llamado, había sido detenido por la Unidad de Asuntos Internos de la Policía. La pregunta fue inmediata: ¿Cómo un adolescente con cara aniñada, que ni es policía ni funcionario de ningún Cuerpo o Fuerza de Seguridad, es arrestado por una unidad que sólo investiga casos de corrupción y anomalías dentro de la Policía? La respuesta que dio el ministro de Interior, en declaraciones posteriores, fue insatisfactoria y poco convincente. A partir de ahí se sucedieron las especulaciones con las que dar pábulo a la fábula del “pequeño Nicolás”, a la que el propio protagonista contribuye con manifestaciones y entrevistas en unos medios de comunicación que alargan el “filón” informativo, por rocambolesco que parezca.
Se ha sabido, igualmente, que el “pequeño Nicolás” había utilizado coches oficiales del Ayuntamiento de Madrid, acudido con invitación al acto de proclamación del rey Felipe VI, subido a la sede del Partido Popular de Madrid en la noche del triunfo de las pasadas elecciones generales, visitado numerosos empresarios y despachado con altos cargos de varias administraciones. Evidentemente, todas las instituciones del Estado citadas han negado estas relaciones o las han matizado, hasta el punto de que la propia vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, para quien el lenguaraz Nicolás decía haber trabajado, ha tenido que desmentir en dos ocasiones cualquier tipo de relación con el joven ambicioso y fantasmón.
Lo más inaudito de este asunto es la implicación del CNI, por los detalles que revela el “pequeño Nicolás”, y la intervención de la Unidad de Asuntos Internos de la Policía. Niuno ni otra se preocupan por las andanzas de un zagalón con delirios megalómanos para medrar. En este aspecto, al menos, resulta sospechoso que, a pesar de las desautorizaciones y amenazas de querellas a instancia de la Moncloa, exista evidencia de “granos” entre tanta paja como contiene este enredo. Da para pensar que, efectivamente, algo hay de cierto en las afirmaciones de “colaborar como agente charlie” del joven militante del PP y en algunos de sus encuentros con altas personalidades. Y hasta cierto punto no son descabelladas.
Naturalmente, el CNI no dirá ni pío. Y Soraya de Santamaría lo negará. Como en las películas.