En la negra tiniebla se destacacomo un brazo extendido hacia el vacíopara imponer silencio a sus rumores,un peñasco sombrío...
¡Todo es silencio en torno! Hasta las nubes van pasando calladas,como tropas de espectros que dispersanlas ráfagas heladas.
¡Todo es silencio en torno!Pero hay algo en el peñasco mismo,que se mueve y palpita cual si fuerael corazón enfermo del abismo.
Aquella negra masa se estremece con inquietud extraña:es que sueña con algo que lo agitael viejo morador de la montaña.
No sueña con el valle ni la sierra,de encantadoras galas;ni menos con la espuma del torrenteque humedeció sus alas...
Es algo más querido lo que causasu agitación extraña:Un recuerdo que bulle en la cabezadel viejo morador de la montaña.
Enjambres de recuerdos punzadorespasaban en tropel por su memoria,recuerdos de otros tiempos de esplendores,de otros tiempos de glorias...Una mañana, inolvidable díaya iba a soltar el vuelo soberanopara surcar la inmensidad sombríay descender al llano...cuando sintió un rumor nunca escuchadoen las hondas gargantas de occidente:
...choque de armas y cánticos de guerraresonaron después.Relincho agudolanzó el corcel de la argentina tierra,desde el peñasco mudo y vibraron los bélicos clarines,del Ande gigantesco en los confines.Crecida muchedumbre se agolpabacual las ondas del mar en sus linderos;infantes y jinetes avanzaban,desnudos los aceros,y, atónita al sentirlos, la montañabajó la frente y desgarró su entraña.
¿Dónde van? ¿Dónde van? Dios los empuja, amor de Patria y libertad los guía:¡Donde más fuerte la tormenta ruja,donde la onda bravíamás ruda azote el piélago profundo,van a morir o libertar el mundo!
Pensativo, a su frente cual si fuera en muda discusión con su destino,iba el héroe inmortal que en la riberadel gran río argentino,al león hispano asió de la melenay lo arrastró por la sangrienta arena.
¡Siempre tras ella, siempre! Hasta que un díala luz de un nuevo sol alumbró al mundo;el sol de la libertad que aparecíatras nublado profundo,¡Y envuelto en su magnífica vislumbretornó soberbio a la nativa cumbre!
Va a esperar del Atlántico en la orilla,los sagrados despojosde aquel gran vencedor de vencedores,a cuyo solo nombre se postrabantiranos y opresores
Va a posarse en la cresta de una roca,batida por las ondas y los vientos,¡Allá donde se queja la riberacon amargo lamentoporque sintió pasar planta extranjeray no sintió tronar el escarmiento!
Hermoso poema épico de Olegario Víctor Andrade (Mayo 1877) Un homenaje al General San Martín. El viejo cóndor recuerda el paso del general y su ejército por los Andes, lo que tiempo después motiva al ave a remontar el vuelo para esperar los restos del héroe de vuelta a su patria. Debido a su longitud he tenido que suprimir, muy a mi pesar, algunos versos. El poema puede leerse completo en la siguiente dirección: http://www.blogger.com/post-edit.g?blogID=114689704297470143&postID=5902534023201645544