Nik Kershaw - The Riddle (1984)

Publicado el 29 septiembre 2012 por Abacab @DMRblog
Seguimos repasando obras que fueron banda sonora este año de mis vacaciones (y creo que esto se alargará al menos otra semana más). Este disco que hoy nos ocupa, ya me acompañó en los viajes por carretera en Fuerteventura hace 4 años cuando fui por 1ª vez y este verano, cuando supe que retornaba, tenía el firme propósito de escucharlo nuevamente. Estamos ante el 2º disco de estudio de Nik Kershaw. Hace ya mucho que pasó por el blog con su interesante y muy válido disco de debut “Human Racing”. Quizás sea su mejor obra “Human Racing”, en el cual se incluyen grandes canciones como “I won’t let the sun go down on me” o la indeleble “Wouldn’t it be good”.
Sin embargo, el siguiente paso discográfico de Nik no desmerece, aunque sí es constatable que el nivel del conjunto mengua ciertamente respecto al primer lp. Aún así, en este disco se incluye otra de las canciones que más claramente han quedado en el recuerdo de Nik, que no es otra que la que le concede el título, “The riddle”.
La propuesta musical no es que varíe mucho de las pautas marcadas en “Human Racing”. Pop accesible y bailable a base de una buena mezcla de guitarras y teclados y sintetizadores, sería quizás una forma acertada de sintetizar o explicar el contenido de “The Riddle”. Al contrario que en el anterior disco, en el que casi todas las canciones eran aprovechables, aquí hay momentos de medio tiempo, que a la vez lo son también de medio pelo. Metámonos con sus 10 canciones y después volvemos a hablar un poco más de forma genérica del disco y la trayectoria de Nik.
Es curioso el arranque, de la mano de una canción pop muy animada, que además fue single, dedicada al Ingenioso Hidalgo Don Quijote De La Mancha. Destaca por las saltarinas notas de sintetizadores y el bajo que también ayuda al asunto. El videoclip que se grabó, rodado en la misma Mancha, no está mal y es muy exótico, a ratos con Nik haciendo las veces de Sancho Panza, cabalgando al lado de “Don Quixote”. De hecho, creo que la venta que aparece es una en la que he comido alguna vez en Puerto Lápice. No está mal la canción, aunque el estribillo falla algo con respecto al resto de la canción. Quizás uno de los problemas mayores del disco “The Riddle” es que Nik abusa mucho del medio tiempo y los bríos y envites que hemos sentido en “Don Quixote” no van a ser la norma general. “Know how”, segunda pista del álbum, es un ejemplo de ese menor gancho sonoro y melódico que, en parte, lacra varias de las composiciones del disco, sin llegar al extremo de que sean repelentes, pero en todo caso empeoran respecto a muchas de “Human Racing”. En esta “Know how”, destacan las notas discordantes que hay en torno a los 2 minutos de duración, que suponen algo de variación respecto a un apagado Nik en su papel vocal. Lo mejor es deleitarse en ciertos arreglos o matices, los cuales completan bien a la canción. Mejor resulta la algo rockera “You might”. Las guitarras eléctricas toman el peso instrumental y permiten dar lugar a una canción algo contundente en sus formas. No obstante, los sintetizadores y teclados son elemento ineludible en las composiciones de Nik y aquí, aunque tienen menor importancia, cuando hacen acto de presencia, son muy acertados. A pesar de ciertos arreglos o leves melodías, sobre todo en sus primeros momentos, que nos hacen pensar en una composición mística y relajada, creo que es fallida la siguiente “Wild horses”. Es otro instante de pop de medio tiempo, poco frenético, en el cual en esta ocasión Nik se relaja demasiado y chirría algo. Lo que parece una variación de “Wild horses”, pero metiéndole algo más de ritmo, guitarra y bajo, es “Easy”. Un momento pop alegre, muy del estilo de los Level 42 del momento, por cierto, que nos permite llegar con una sensación media aceptable a la mitad del disco. No obstante, si aún no están del todo convencidos, no se preocupen, que ahora llegar la canción título para subir la media considerablemente. Estamos con “The riddle” ante uno de los clásicos indiscutibles de Nik. Una melodía que comienza con ese redoble marcial de percusión y cuya línea principal instrumental, a cargo de los teclados, es de claro recuerdo para todos. Recuerdo un tal Gigi D’Agostino que hizo un remix a finales de los 90 que tuvo cierta repercusión. Un claro gancho sonoro en el estribillo, cosa de la que adolecen casi todas las composiciones del disco al que da título y sobre todo, muy bien rematado en ese final a cargo de Nik dando un giro a la entonación vocal, en lugar de finalizar con un simplón “fade out”. El videoclip también es un triunfo notable. Con ese devenir en esa especie de casa encantada de Nik, rodeado de personajes raros y elementos que transmiten vagas sensaciones de magia, termina todo en un símbolo de interrogación o enigma, que ese personaje verde (idéntico al personaje de Batman) se encarga de llevárselo. Fabulosa. No es mala “City of angels”. Podría recordarnos en parte a “Bogart” del disco anterior “Human Racing”. Hay notables cambios de ritmo en la melodía, no apto para oídos comodones, pero que Nik dispone de esta forma. Su punto más fuerte, llevando la contraria a muchas compañeras de disco, es su estribillo, con esos coros femeninos que acompañan a Nik. Tampoco está mal del todo “Roses”, que confirma una mejor cara “b” del disco que la cara “a”. No estamos ante una composición demasiado complicada, pero no queda mal ese estribillo tan cortante y tajante. “Wide boy”, que creo que también fue single y que junto a “The riddle” y “Don Quixote” también fue top 10 en el Reino Unido, dispone nuevamente una base guitarras, pero los teclados tan pop son quienes se hacen acreedores del protagonismo a los pocos segundos. Nik se ofrece con la voz doblada y efectos de coros para el estribillo. Una composición pop muy alegre y vitalista, que se agradece en esta parte final. Sin embargo, se rubrica con “salvar la ballenita” (discúlpenme la falta de seriedad, pero así la llamo yo internamente a “Save the whale”), que es una composición lenta, con una decadente melancolía sorprendente viniendo de Nik, pero que en parte no debería sorprendernos tanto, ya que podemos recordar perfectamente la gloriosa canción “Human racing” que ponía el final al anterior disco de Nik de mismo título. “Save the whale” dura ni más ni menos que 6 minutos y no está nada mal, apoyándose en esa base rotunda y con leves insinuaciones sintéticas de factura misteriosa para ayudar a Nik al micrófono. ¿Algo larga? Puede que sí.
Con la semana tan gris y de tanta lluvia que ha hecho, quizás no pegue demasiado este “The Riddle” para estos días, pero ya saben que mi propósito es hablar de los discos que en mayor o menor medida me han acompañado durante el pasado mes de agosto (no se apuren, la próxima semana ya terminamos y pasaremos a otras cosas). Realmente no tengo mucho más que decir del disco que no haya dicho en la introducción. Aunque el disco tuvo más éxito que el anterior “Human Racing” (véanse que todos sus singles llegaron al top 10), la calidad o gancho baja algo respecto al primer disco de Nik.
La portada es graciosa con un Nik, cuya perspectiva le hace parecer un gordo de mucho cuidado, en blanco y negro en mitad del campo con un árbol pelado a sus espaldas. El éxito de este disco le permitió a Nik ser uno de los artistas que formó parte del Live Aid del año 1985, pero al pobrecito mío creo que le tocó actuar a primera hora de la tarde, con un calor de agárrate y no te menees, según se puede ver en los videos de dicha actuación.
El siguiente disco “Radio Musicola”, aunque tampoco es manco y se le puede sacar buen partido dependiendo del día, sí que supuso una bajada del éxito de Nik, que ya tardaría casi 4 años en sacar el siguiente disco; quizás su título lacró al disco de inicio sin posibilidad alguna de discusión. No obstante, volviendo a centrarnos en “The Riddle” y terminando por hoy, les recomiendo su escucha. Es un disco de aprobado solvente o notable (si lo ven con buenos ojos). Aparte de su canción título, que a casi todo el mundo que la escucha suele gustar, tiene al menos otras 3 canciones aprovechables y el resto, si bien no son la panacea, tampoco les harán pasar un mal rato (como mucho les aburrirán, en el peor de los casos). Pero en nota media creo que aprueba; no obstante, esta es mi opinión, ya me dirán ustedes la suya.