Nike Air Jordan

Por Igork
Soy de la opinión de que la literatura, en gran parte, es entretenimiento. Es así, no lo juzgo. Pero algunas veces la literatura no hace un poco más libres. Eso pensé leyendo el prólogo de Saul Bellow de su libro de relatos Un recuerdo que dejo (Something to remember). Bellow recomendado por Zavala de Relatando Corto.
¡Ah, el título del post! El otro día, en una conversación con coleguillas del barrio, conté esto: cuando tenía trece años había un objeto, mágico e inalcanzable, que todos los niños de la clase queríamos. Las Nike Aire Jordan, fantabulosas zapatillas de básquet que costaban unas 15.000 pesetas del año 1987, unos 100 euros de hoy ¡más la inflación de 25 años! Una pequeña fortuna de la época. Sólo un niño en toda mi clase las tenía.
Hoy se puede pensar, menuda estupidez gastarse tanta pasta en unas bambas. Pasados los años las Nike Aire Jordan se empezaban a ver por las calles. «Que bien adoctrinados que estamos», dice Bellow. Cierto. Hoy las cosas son muy parecidas. Porque, ¿cómo si no se explica que en un país con el 26% de paro y en vías de seguir en depresión el iPhone-5 se agotara en España en unos días? Creo que un iPhone-5 vale entre 500 y 700 euros. Y no te da trabajo, ni tan siquiera felicidad. Se deja de gastar en necesidades básicas para pagarlo. Y esto me lleva a pensar que debo escribir más sobre algo que me preocupa, la polución mental. Y eso que el adolescente que fui sigue varado frente al escaparte de aquella tienda donde por primera vez vi las Niké Air Jordan. Hasta os podría decir en qué esquina de Barcelona las vi. Buen chico, Igor, bien adoctrinado estás. Estamos tan bien adoctrinados que se opta por comer basura o pedir comida para adquirir el iPhone, el Mac, etc. Tan bien adoctrinados que se aplazan cenas y hasta bodas por el fútbol. Y ya no continuo.
*Niké, en griego, Diosa de la Victoria.

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