Bajo corriendo a toda velocidad una cuesta empinada, llevo un vestido negro que parece un tutú de ballet, y corro, corro a toda velocidad mientras me río mucho y de forma escandalosa, llevo el pelo recogido en un moño hecho con trenzas, pero conforme me doy velocidad se me deshace el moño. Estoy cansada pero no ceso la velocidad, no me paro, es una sensación maravillosa, casi mágica. Mi sangre es purpurina roja y mis lágrimas son negras, como cuando se te corre el rímel. Quiero tener alas de plumas y aprender a volar, quiero volver al país de las Maravillas, quiero pedirle un deseo al mago de Oz. Soy una bailarina perdida, un hada errante, extraña y triste; en un punto del camino perdí el zapato de cristal y el príncipe todavía no lo ha encontrado. Soy como tu mejor sueño y tu peor pesadilla, soy las dos caras de la misma moneda, soy muchos reflejos de un mismo espejo, soy aquella niña que no quería hacerse mayor, soy aquella niña que se sumió en una pesadilla eterna y no pudo despertar, o tal vez está despertando, o quizás, ya despertó. Soy todas las cosas que amas y que odias a la vez. No sé cómo definirme porque me he perdido, actúo por inercia, como las cuerdas de las marionetas, como un robot. Solamente nos queda luchar contra el fuego y contra las pesadillas. No quiero dormir porque odio el hecho de despertar: No quiero hacerme mayor porque es una trampa.
Son las 3 am y me voy a dormir tras programar ésta entrada. Veis? De noche todo fluye mejor y todo es mucho más sincero que de día.