Revista Psicología

Niñas madre es igual a naturalización de las violaciones

Por Yanquiel Barrios @her_barrios
Niñas madre es igual a naturalización de las violaciones Niñas madre

La idealización de la maternidad en niñas, es una formación reactiva a una falla de la cultura en la transmisión de prohibición del incesto. Esta es la ley que nos separa de la naturaleza. Es el origen mismo de las leyes, que no son naturales, que se dan por medio del significante. Es el origen, el salto cualitativo a partir del cual un sujeto se inscribe en la cultura como parte de ella, al aceptar esta prohibición.

Recientemente el editorial de un conocido diario argentino, puso como ejemplo a un puñado de niñas anónimas, que luego de sufrir una violación, querían abortar. De esta manera, el editorial titulado "Niñas Madre con mayúscula", se pronunció en contra de la Ley de interrupción voluntaria de embarazo que se viene debatiendo en nuestro país.

Los ideales se erigen en donde algo de la inscripción simbólica de lo real falla. En donde no se logró transmitir la ley que prohíbe el incesto, se erigen ideales de madres niña que dan cuenta del horror que se propone como un modelo a seguir.

Mientras más grande la falla, más grande el ideal en nombre del cual se perpetúa el horror. El horror es el incesto, por si aún no se entiende.

La "niña madre" llevaría en su naturaleza su misión verdadera: ser madre. Lo que la haría respetable, lo que la dignificaría, para este discurso- amo -representado en el diario citado, sería su elección, de seguir con un embarazo, a pesar de ser la consecuencia de una violación.

Así como era bien visto que una mujer se case con un hombre que la violó para salvar su honra, está bien visto que una niña de doce años salve su "honra" de esta forma.

Niñas madre es igual a naturalización de las violaciones

Se trata de violación intra familiar, de monstruos que violan a quienes están bajo su cuidado, padres, padrastros, abuelos o tíos. Un monstruo es el padre de un nieto, el tío de un hijo, la pareja sexual de una hija, la pareja sexual de un hijo. Los varones no pueden quedar embarazados, no pueden decidir si interrumpir o no un embarazo, pero no por eso son menos abusados por estos seres monstruosos en la infancia.

Si la sociedad apoya este tipo de idealización que procura tapar el horror, bajo la premisa del mandato natural por un lado sostiene que la niña tiene destino natural de madre. Y por el otro, más preocupante, pero de la mano con el anterior, accede a naturalizar las violaciones como conductas naturales en los hombres.

Un monstruo es algo para lo cual no hay representación simbólica suficiente. Su propia existencia pone en tela de juicio el orden simbólico. Es algo que no puede ser aprendido, medido, entendido, narrado. No hay palabras para procesar el daño. La vivencia se produce por fuera de lo comprensible, en el exilio de la razón y del entendimiento.

Y si no hay herramientas para afrontarlo es porque la violación intra familiar, apunta directamente a destruir la herramienta: la prohibición del incesto. El Ideal es un salto por elevación sobre el pozo de lava del infierno que se pretende dejar igual que como está: ardiendo.

Construyen el Dios, pero alimentan el infierno, en lugar de embarrarse, de construir en la tierra un futuro mejor.


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