Media España y sus múltiples tendencias se presentan como árbitros de un contencioso entre iguales para reclamarle a Mariano Rajoy que dialogue con Artur Mas y reduzca así las discrepancias entre Cataluña y España.
Es la postura del PSOE, que ataca la “irresponsabilidad” de Artur Mas por su aventura independentista, y simultáneamente acusa a Rajoy de “inmovilista”.
La pregunta al El PSOE, que gobernó España 22 años y sabe que las estructuras del Estado mantienen jerarquías, es: ¿Por qué tendría que moverse?
La responsabilidad o la autoridad del presidente de un gobierno autonómico, y Mas es uno de los 17 existentes en el país, es subsidiaria, no es equiparable, a la del primer ministro del Estado.
Insisten los socialistas y los simpatizantes del nacionalismo en que “Madrid tiene que dialogar con Barcelona”. ¿Madrid? Madrid es otra Comunidad. Más rica ya y casi tan poblada como Cataluña. Su presidente no es Rajoy, sino Ignacio González.
Otro error es tratar de equiparar Cataluña con España, lo que le vale al independentismo para denunciar eso de “España contra Cataluña”.
Es como admitir que un cuerpo humano está en contra de sus piernas, nariz u orejas. Son componentes de una unidad. Aparte de que los territorios no hablan, sino solamente algunas personas que viven en Cataluña.
Rajoy o quien sea presidente del Gobierno ha sido elegido para representar a 46 millones de ciudadanos, y Mas es un electo secundario para regir su región, que ocupa un territorio 15,7 veces menor que el total español.
Cada uno en su sitio. Se le ha concedido excesiva importancia a Mas por rechazar las jerarquías y facilitar ese igualitarismo español que aprovechan siempre quienes pisotean a los pusilánimes que se dejan. End-Ma(s)tch.
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SALAS