En este último mes, por cuestiones de trabajo, estoy dando diversas charlas en centros escolares relacionadas con temas ecológicos y de uso seguro de Internet. No es el primer año en que lo hago (creo que con este son cuatro) y tampoco es el primer año en el que me encuentro con los que yo llamo “niños de mármol”. Pero si es cierto que ya no puedo resistirme a publicar lo que pienso al respecto. No obstante, y antes de empezar, quiero aclarar que no soy docente al uso, sino que soy más conferenciante y monitor. Como tal he tratado con público desde los 3 hasta casi los 90 años.
Pongámonos en situación: Entro en una clase, organizo los papeles, coloco el pendrive y me dispongo a empezar la charla. Antes de empezar con mi trabajo, un profesor o el director o el jefe de estudios me presenta y acto seguido añade alguna frase tipo "vamos a demostrarle a este señor que somos gente educada" o " a ver qué imagen dais" o "espero que se puedan hacer actividades con vosotros" todo esto dicho en tono amenazante. Cuando no directamente "al primero que hable lo mando a jefatura o al aula de convivencia o a saber a dónde". Como es de esperar con tan "excelente" presentación los niños de lo último que tienen ganas después es de participar o de abrir la boca. Simplemente no se atreven.No quiero ni imaginar cómo serán las clases normales en esas aulas, con esos profesores...no veo sinceramente a ningún niño motivado a aprender la asignatura o el tema que les toque ese día si se les anula de ese modo, simplemente no tendrán ganas de aprender y mucho menos de tomar la iniciativa o de participar.Y el resultado es ese: la sensación de estar hablando ante niños de mármol. Ante un ejército de alumnos de terracota que normalmente ni hablan, ni participan, ni siquiera levanta la mano cuando se le pide por tal de ver si están vivos...Entiendo que no todos sean extrovertidos como para preguntar en condiciones normales, pero está claro que con esa forma de "presentarme" raro es que alguno se atreva a decir algo.Conste que entiendo que hay grupos problemáticos (para mi podría decir que son diferentes y que necesitan otro tipo de estímulos) en los que es necesario imponer algo más la autoridad o hacerlo de otro modo. Pero cuando esto ocurre con grupos que, a primera vista no precisan de este tipo de amenazas tan poco veladas, la verdad que me entristece, por el hecho de que esa pretensión de enseñarles algo diferente, de que conozcan otras cosas importantes y de que de cambien un poco de lo de siempre, se queda empañado por la actitud y por la imposición inicial de sus profesores que los dejan literalmente anulados. Estas actividades, o charlas, además tienen cierto contenido digamos humorístico para atraer así el interés de los escolares. Se procura introducir el humor, algún chiste, alguna broma, aunque sin convertirlo en un show claro, por tal que sea algo ameno y no perder el contacto. El resultado, tras esa amenaza, es que donde esperas que haya alguna risa no la hay. Los chistes, o los pequeños espacios reservados al humor rebotan como pelota en pared de frontón. Los vídeos que llevo, con sus puntos de humor, pasan inadvertidos... como si rebotase en el mármol...Ni que decir tiene que si se abre turno de preguntas raro es el que dice algo, pregunta o participa, no se atreven, así que son turnos para perder el tiempo, básicamente. Triste porque son temas en los que, los alumnos que realmente se sienten libres, participan y a veces incluso me dan lecciones con cosas que no sabía o no recordaba. Pero claro, normalmente estos niños no son coartados desde el principio, se ven claramente las diferencias entre unas clases y otras.Todo esto me lleva, por desgracia, a algo que ya hemos comentado en parte, un poco por aproximación. Me refiero al funcionamiento del "sistema educativo" actual. Un sistema donde el objetivo no es tanto educar como aleccionar y adoctrinar por donde debe ir la conducta del alumno: desde el comportamiento a los comportamientos que debe tener y donde, normalmente, el hecho de ser pro-activo o tener iniciativa no tiene premio sino castigo. Mas menos lo mismo que suele ocurrir en el mundo laboral por ejemplo, donde se premia la mediocridad y se castiga la iniciativa.Conste que no culpo, en exceso, a los profesores, de los que, por otra parte, como os digo, se nota cómo son viendo a esos niños desde el principio, porque igual que ocurre con los profesionales médicos y el respeto en el parto, muchas veces vienen condicionados por la formación recibida y por sus protocolos de actuación. En parte algunos de ellos también son víctimas del sistema que limita esa presunta libertad de cátedra que tienen y que les indica cómo tienen que enseñar y el qué.Por cierto, como cierre y prueba de esa segmentación particular del alumnado son algunas cosas que me he encontrado como las famosas sillas de pensar, las aulas de convivencia (variación a lo grande de las sillas), o el copiar de forma repetitiva una frase para que la "idea" les quede bien clara como vi el otro día hacer en uno de los colegios que visité. Cosas que recuerdan a tiempos pasados pero que según parece siguen vigentes. Así nos va.David Avellaneda.