¿Niños perfectos?

Por Mamaenalemania
Hace un tiempo leí un artículo en el Magazin de Die Zeit. No recuerdo bien el título, era algo así como “Mein Kind schafft das,…” y no sé qué más (traducido sería algo así como “mi hijo consigue hacer esto, cueste lo que cueste).
El caso es que el artículo trataba sobre la manera que se tiene de afrontar la maternidad actualmente (aquí en Alemania) a diferencia de antes. Para mi sorpresa, resultó ser un artículo bastante crítico, pero creo que el autor tenía mucha razón en algunos puntos.
Hablaba de la desnaturalización de la maternidad/paternidad, de su mitificación: Ahora los niños no son algo que se den por hecho, como antes, sino que son deseados. La gente tiene 1 o 2 hijos porque quiere, no porque es lo “normal”. Esta nueva forma de ver la paternidad en sí no tiene nada de malo, en teoría tendría que ser todo lo contrario: se les presta más atención, hay más estudios, más literatura, la gente asume sus responsabilidades como padre de manera más consecuente...etc.
Pero esto también tiene su lado negativo: Las expectativas desmesuradas. Al tener 1 o 2 hijos deseados, se corre el riesgo – contaba el artículo – de atosigarles, de esperar demasiado de ellos, de intentar perfeccionarlos constantemente. Clases de baile, música, deportes, particulares de cualquier asignatura en la que no vayan demasiado bien…etc. Logopeda enseguida si el niño cecea, terapia psicológica si es un niño difícil…etc. El autor no ponía en duda en absoluto que todo esto se hacía con la mejor de las intenciones, claro que sí, pero decía que el mensaje que entendían los niños no era el que se pretendía transmitir: No entienden “lo hago porque te quiero y quiero que tengas todo a tu alcance”, sino “no eres perfecto, te vamos a arreglar”. Y eso, como no podía ser de otra manera, genera estrés y frustración en los pequeños.
Entre tantas clases y actividades buscadas por y para los niños, y a pesar de ello, los padres alemanes pasan una media de 20 min. a la semana (¡!!!) de tiempo de calidad con sus hijos… Una broma, vamos. Por lo visto es más beneficioso para su desarrollo que ayuden a cocinar a mamá o hacer un puzle con ella o que les cuenten un cuento mientras planchas, que mil clases de baile y música y deportes. Por lo visto los niños a los que se les dan bien las matemáticas saben trepar a los árboles y subirse a las vallas, pero muchos padres, en vez de ver la relación y apreciarla, les cortaban esto último y contrataban un profesor particular 2 veces por semana.
Me gustó mucho el artículo porque mi hijo mayor, con 3 años y bilingüe, cecea con algunas palabras y su padre me había propuesto hace poco llevarle al logopeda. Os podéis imaginar a dónde le mandé, no? Y porque además, a mí me gusta tenerlo en casa conmigo haciendo nada en especial (un bizcocho, un puzle, contar una historia mientras plancho) y no ocuparle todas las tardes con mil actividades, por muy estimulantes que sean (alguna sí, claro, pero no todas las tardes).
No sé cómo será esto en España, pero aquí, las consecuencias de esto que cuento son niños frustrados y estresados de verdad. Y sus padres completamente desesperados porque no entienden de dónde viene esa rabia o esa infelicidad si les están dando todo lo que pueden y además la música les gusta, no? El resultado de esto es preocupante, porque la etiqueta “niño hiperactivo” se está poniendo muy a la ligera (con su consiguiente visita al médico y prescripción de medicamentos) y esto me parece peligroso. No dudo que haya niños hiperactivos que necesiten tratamiento, claro que sí, pero no creo que cada niño con carácter o difícil lo necesite… Esto además, provoca que se vuelvan a sentir imperfectos y arreglables y este círculo vicioso no hace más que agrandarse.