Niños y caries, una dulce dicotomía

Por José Luis @jluis8

Los niños siempre sufren esa atracción por los dulces, es comprensible nos pasa hasta a nosotros, pero si no tenemos cuidado pueden acabar en doloras caries. Se acercan unas fechas muy golosas a las que preceden Halloween. Así que desde el blog de lacestitadelbebe.es vamos a ver una serie de prácticos consejos para disfrutar de las chuches no acaben en dolores y molestias.

Niño cepillando los dientes

Lo primero de todo vamos a ver que son las caries para conocer más en profundidad el problema y ver cómo se puede reducir.

¿Qué es la caries?

A grandes rasgos podríamos concluir que las caries se tratan de infecciones que afectan a nuestros dientes, las principales causas son los microrganismos y bacterias que tenemos en la boca, unido a un deficiente limpiado.

¿Cómo se forman las caries?

A estas alturas todos conocemos que entre las principales causas que provocan las caries son los alimentos con altos contenidos en azúcar y una mala higiene bucal. Al no limpiar bien los dientes el azúcar queda depositada sobre estos, y a partir de unas horas es cuando las bacterias comienzan metabolizar de azúcar. Las bacterias se alimentan de azúcar produciendo ácidos que quedan depositados sobre los dientes, es aquí cuando comienza el proceso de destrucción del esmalte.

Nuestros organismos tienen algunos mecanismos que intentan compensar y evitar la destrucción del esmalte, ya que nuestra saliva con el flúor ayudan a remineralizar las piezas dentales. Pero cuando la desmineralización supera a la re mineralización es cuando se lleva a cabo está erosión del esmalte por los ácidos de las bacterias y que suele acabar en caries.

¿Se pueden prevenir?

Para reducir su probabilidad de aparición debemos actuar en varios niveles para conseguir unos dientes sanos:

  • Evidentemente la primera y mejor acción es reducir el consumo de alimentos con alto contenido en azúcar, chuches y bebidas de este tipo que tras las comidas suelen quedar adheridos a la boca por su textura.
  • En el caso de los bebés debemos evitar que los niños se queden dormidos con el biberón introducido en la boca por el instinto de succión. El motivo es que el azúcar que forma parte de la leche se pueden quedar adheridos durante horas haciendo peligrar la integridad del esmalte dental.
  • Controlar muchas de las acciones que puedan transmitir bacterias entre unos niños y otros, que se suele dar al compartir chupetes, juguetes, etc. Cosas que se hayan metido en la boca y pase a la de otros. Algo muy habitual entre los peques.
  • Revisar la boca de vez en cuando para ver que no haya caries ya iniciadas y si es así acudir al odontólogo para poner remedio y la caries no se extienda por otras piezas dentales.
  • También es aconsejable revisar la boca de nuestros pequeños en busca de depresiones, fisuras o demasiado hueco entre los dientes que puedan predisponer a las caries. Ya que si los alimentos quedan alojados ahí provocarán el deterioro del diente o piezas dentales que estén en contacto. Por eso, en esas zonas lo recomendable es profundizar más la limpieza con el cepillo o bien usar un cepillo eléctrico que permite llegar a más lugares que el manual.

Rutina que ayuda a prevenir

Como hemos comentado antes, la dieta es muy importante, sobre todo el no tomar alimentos azucarados, pero como esto es muy difícil o casi imposible de conseguir con los pequeños, tendremos que asegurarnos por más frentes.

Y aquí es donde entra el uso del flúor, este mineral será nuestro aliado para combatir las caries, ya que forma parte activa en la re mineralización del esmalte de las piezas dentales. Así que es recomendable que los niños se limpien los dientes al menos dos veces al día con pasta fluorada. Lo recomendable es antes de ir a la cama a dormir, que es cuando pueden pasar muchas horas los azúcares en la boca y actuar las bacterias, y la otra hora es por la mañana tras el desayuno. Aunque lo ideal es cepillárselos tras todas las comidas principales, al menos tres veces, para ir cogiendo este saludable hábito que más delante de mayores nos evitará visitas innecesarias al dentista.

El cepillado lo recomendable es que ellos vayan practicando, pero para niños de tres años serán los papás y mamás los que lo realicen para llegar a todos los ángulos de los dientes.

La cantidad de pasta con flúor para esta edad debe ser del tamaño de un grano de arroz o poco más y su concentración de flúor de 1000 ppm.

Será a partir de los 3 años cuando los niños puedan empezar a cepillarse los dientes solos pero con supervisión de los mayoresLa cantidad de pasta a utilizar será del tamaño de un guisante y la concentración de flúor de entre 1000-1500 ppm.

El tiempo de cepillado no debe exceder de los dos o tres minutos, más si los niños están utilizando un cepillo eléctrico cuya eficacia siempre es mayor.

Así que ya sabéis para evitar un fastidioso dolor de muelas se debe controlar mucho los alimentos dulces, realizar controles periódicos y lavados frecuentes de los dientes para evitar sangrados de encías y bacterias que causan además mal olor de aliento.

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