El Señor señala en el libro de Mateo cinco ejemplos de poca fe. Mencionó a personas que sentían que sus recursos eran insuficientes (6.30). Al igual que ellas, podemos sentir ansiedad al pensar que tenemos poco tiempo, fuerzas o dinero.
Luego está la terrible tormenta; Jesús estaba durmiendo tranquilamente, pero los discípulos estaban atemorizados (8.23-26). El temor constante demuestra falta de confianza. En otra ocasión, Pedro dejó que la duda lo dominara. Por orden de Jesús, comenzó a caminar sobre el agua, pero comenzó a hundirse cuando le falló la fe (14.31).
Otro incidente tuvo que ver con el fracaso de los discípulos de llegar a una conclusión correcta en cuanto a las enseñanzas y las acciones de Jesús (16.5-12).
En el quinto ejemplo, los discípulos —que antes habían echado fuera demonios— no pudieron hacerlo en otra situación (17:14-21). Por ser su fe tan pequeña, les faltó el poder divino para realizar una tarea más difícil.
Para robustecernos espiritualmente, debemos quitar nuestros ojos de las circunstancias, y mirar al Señor. Si confiamos en su carácter y creemos sus promesas, podremos vencer la ansiedad y tener una fe más grande. ¿En quién tiene usted fija su mirada?
(En Contacto)