En resumen, fue una visita a Niza de los más agradable, que nos ha sabido a poco por la gran cantidad de alicientes que esta ciudad ofrece al visitante, y pensando quizás en una futura visita más prolongada para poder disfrutar más tiempo de su luz, sus museos, sus terrazas, sus mercados y una afamada gastronomía, por no hablar de todas las poblaciones con encanto que se encuentran en sus alrededores, ya sea en la línea costera o en el interior de esta región del sur de Francia.
Rincones de Niza
Frutas escarchadas en un mercado de Niza bajo los típicos toldos de rayas
El hotel Negresco símbolo del lujo de otra época
Las poco afortunadas playas de piedra de Niza
Gaviotas patrullando la Promenade des Anglais en busca de una comida fácil
El "Le Levant" embarcando pasajeros en el puerto de Niza