Olvidamos que desde hace mucho tiempo, han sido los civiles los principales paganos de las guerras, es una de las características de las mismas, es la población civil la que sufre las consecuencias de la guerra. ¿Alguien cree que Gadaffi va a pasar hambre?, o ¿va a estar en la línea de fuego de las bombas aliadas?
Cómo hay que intentar buscar los argumentos y los razonamientos para justificar una guerra contra quien hasta hace poco era nuestro aliado, contra aquel al que vendíamos armas hasta hace nada, contra aquel que acampaba su Jaima tranquilamente en los jardines del Reino de España(en el Pardo). Como sea, tenemos argumentos para todo con tal de justificar, puedo argumentar una cosa o si le interesa la contraria, aunque no lo piense lo puedo defender. Es lo que tiene el poder, que se rodea de acríticos.
Los hay que seguiremos estando en contra de la guerra, porque en realidad no se trata de defender la población civil, ¿para qué vendimos las armas entonces?, ¿por qué no atacar entonces al resto de sátrapas tiranos que gobiernan en el resto de los pueblos o intervenir allá donde hay conflictos bélicos desde tiempo antes que Libia?
Digamos las cosas por su nombre, hablemos de intereses geoestratégicos, de controlar la zona del Mediterráneo, hablemos del petróleo e intereses comerciales. Porque eso es la guerra la continuación de la política económica por otros medios, como dijo alguien hace tiempo. El problema es que el tirano no está solo, el problema es que normalmente mueren los pobres, las mujeres, los niños y niñas, el problema es que por muy inteligente que sean nuestras bombas (y las suyas porque no olvidemos que tienen la misma inteligencia, ya que han sido construidas por los mismos), al final el pato siempre lo pagamos los mismos, los de siempre.
A uno le produce especial orgullo estar en una organización política que se posiciona en contra de la Guerra, independientemente de lo que opinen y escriban de nosotros y nosotras. Independencia política la llaman.
Intervención íntegra del diputado de Izquierda Unida en el Congreso de los Diputados y réplica al Presidente del Gobierno en el Pleno extraordinario del 22-03-2011.
Gaspar Llamazares al señor Presidente del Gobierno:
Señor presidente del Gobierno, en nombre de Izquierda Unida yo digo ‘No’. Señor presidente, ¡quién le ha visto y quién le ve! Otrora tras la pancarta del ‘No a la Guerra’: no a la guerra de Irak; más tarde con el sí, pero… a la guerra de Afganistán, y ahora encabezando la coalición de París, rememorándonos a todos otra coalición: la coalición de las Azores.
Pero yo digo ‘No’ a esta intervención; ‘No a la Guerra’ porque el argumentario de la intervención, si bien tiene, a diferencia de Irak, un mandato de Naciones Unidas, no son los derechos humanos, no es la democracia en Libia, porque ni los derechos humanos ni la democracia se exportan. Ni los derechos humanos ni la democracia se imponen mediante la guerra. Muy al contrario, son los intereses: los intereses geoestratégicos, los intereses económicos y políticos en Libia y, sobre todo, se abre una nueva etapa en la política internacional, y a mí no me gusta. No me gusta esta nueva etapa donde cada uno establece su ‘patio trasero’ y en es e ‘patio trasero’ gobierna con el apoyo de los otros o con la anuencia o abstención de los otros: nosotros en el Mediterráneo, Rusia en su entorno, China en el suyo, y Estados Unidos en los de todos. Señor presidente del Gobierno, es e no es el multilateralismo, es e no es un futuro también democrático para el gobierno del mundo.
Señor presidente del Gobierno, no es verdad, es hipócrita hablar de derechos humanos. En es tos momentos hay en el mundo 32 conflictos prácticamente iguales, con características muy similar es al de Libia, donde hay un gobierno despótico, un tirano que sojuzga a su pueblo y que en muchos casos extermina a parte de su pueblo, a una tribu o al que piensa de forma distinta que él, y sin embargo sería una verdadera locura que la política internacional fuera la utilización de la guerra para acabar con esas situaciones. Sería una locura porque nos llevaría a un conflicto mundial. Por eso no se hace. Por eso se adoptan otras medidas.
¿Por qué lo hacemos en el caso de Libia? ¿Por qué en el caso de Libia en lugar de adoptar medidas políticas, que se han hecho en la primera resolución, precipitadamente -y digo precipitadamente- en la segunda resolución vamos directamente a la intervención militar? Pues porque Libia juega un papel muy importante en el norte de África y en el Mediterráneo, y porque queremos gobernar los cambios en el Mediterráneo a nuestro acomodo. Digámoslo claramente: que queremos gobernar los cambios que se están produciendo, encauzarlos, controlarlos, y que queremos también saber y garantizar el futuro de la energía en el Mediterráneo.
No se trata de la responsabilidad de proteger, señorías. Se trata del derecho a controlar, esa es la cuestión: del derecho a controlar en nuestro espacio, del derecho a controlar en nuestro patio trasero, y en nuestra opinión es o no se puede hacer mediante la guerra. Señorías, si fuera una cuestión de derechos humanos, hay que saber que la guerra, la intervención militar, la exclusión en el espacio aéreo provocan más sufrimiento -y tenemos la experiencia-, provocan más desplazamientos de población, enconan las situación es y los enfrentamientos, y dificultan la solución de los conflictos.
¿Por qué adoptamos pues esa estrategia? Pues porque nuestro objetivo, como he dicho antes, no son los derechos humanos, nuestro objetivo es la defensa de la geoestrategia y de los intereses. Y, en mi opinión, incluso para este objetivo menos ‘santo’ de estrategia y de intereses la estrategia de la guerra es también equivocada.
Señorías, nosotros proponemos, por el contrario, que se mantengan las políticas que en otros casos han tenido éxito, y recuerdo Sudáfrica. Sudáfrica no fue bombardeada; tampoco pensamos bombardear Palestina, ni tampoco bombardear Marruecos por el conflicto del Sahara, ni Birmania. No pensamos hacer ninguna cosa de esas. Lo que podemos hacer es utilizar al máximo los medios civiles que tiene la comunidad internacional: bloquear las cuentas de los tiranos, también embargar las armas para que no tengan medio de reprimir a sus pueblos y tomar medidas para aislar políticamente a esos regímenes. Esas medidas tuvieron éxito en el caso de Sudáfrica, han tenido también éxito en otros países y no tienen por qué dificultar las cosas en el caso de Libia.
Termino refiriéndome a algo que me parece muy importante. Fíjense cómo hemos devaluado las cosas que hemos pasado del ¡OTAN no! y del ¡No a la guerra! al sí a esta guerra y a encabezarla. Devaluamos la autorización de la Cámara y la convertimos en una mera ratificación. Esto demuestra cómo se devalúan las cosas, pero -y termino- también demuestra nuestra propia hipocresía. No es La Odisea o, si es La Odisea, no vamos de Troya a Ítaca, vamos al revés, de Ítaca a Troya. Muchas gracias.
TURNO DE RÉPLICA DE LLAMAZARES A LA RESPUESTA DE RODRÍGUEZ ZAPATERO:
Señor presidente del Gobierno, las palabras no son inocentes, y usted ha dicho que mi intervención ha sido agresiva. Aquí el único agresivo es el dictador contra su propio pueblo. Lo que yo he hecho ha sido una intervención crítica. Ha dicho usted también que he caricaturizado su posición. Usted la mía. Usted ha peleado con molinos de viento pero ha querido transformarlos en gigantes.
Señor presidente del Gobierno, yo he dicho que en concreto para luchar contra la vulneración de los derechos humanos, para luchar también a favor de la democracia en el norte de África, la guerra -donde estamos, en una resolución que es una carta blanca que va de la exclusión aérea a intervenciones militares- es el peor método, porque aumenta el sufrimiento de la población, porque encona la situación y porque en definitiva no permite una solución política.
Pero le digo lo mismo que le dije y no me ha respondido. Ha dicho, primera resolución: bloqueo, embargo; segunda resolución al cabo de un mes: porque no cumplen, directamente la intervención militar. ¿Van a hacer ustedes lo mismo con todos los que incumplen las primeras resoluciones de Naciones Unidas? ¿Ese es el camino con Myanmar? ¿Ese es el camino con Israel en relación con Palestina? ¿Ese es el camino con Marruecos en relación con el Sahara? ¿ Es el camino? Yo creo que sería equivocado, a pesar de mi profundo desacuerdo respecto a esos regímenes que también exterminan y golpean a sus pueblos o a pueblos hermanos. Creo que el mecanismo debe ser muy diferente. He recordado, en concreto, el caso de Sudáfrica, donde el embargo, el bloqueo y el aislamiento internacional fueron duros y difíciles, pero hoy Sudáfrica es una democracia consolidada y con futuro. En mi opinión, eso pone en valor la diplomacia de los valores y quita valor a la diplomacia de los cañones.
Señoría, termino con Afganistán. Yo le he dicho ‘sí, pero…’ en Afganistán porque usted fue quien dijo que nos retirábamos de Libertad Duradera y que seguíamos en ISAF. Eso es ‘sí, pero’; es decir, sí estoy en Afganistán pero no estoy plenamente en Libertad Duradera. Sí, ha sido así, yo he protagonizado esos debates con usted durante esta legislatura, pero si no se acuerda no hay problema.
Quería plantear una cuestión final en relación con la posición de los presidentes del Gobierno que terminan sus legislaturas. La verdad, no sé qué les pasa, que pierden el contacto con la gente -y la gente en este país es pacifista- y que ya solamente responden ante la historia.