Si John Verdon ya me había ganado con Sé lo que estás pensando con No abras los ojos ratifico mi devoción. Puede que algunos pensasen que, al haber comenzado en esto de la literatura tan tarde- tenía cerca de 70 años cuando se publicó su primera novela- sería el típico autor de una primera y única obra de relevancia, pero esta segunda novela echa por tierra el planteamiento. John Verdon tiene mucho que contar, y sabe cómo hacerlo. Este año, de hecho, ha salido ya su tercer libro de la serie de David Gurney. Pero vamos con lo que vamos...
No abras los ojos nos sitúa un año después de la resolución del complicado caso Mellery. Nos encontramos al matrimonio formado por Madeleine y Dave Gurney establecidos en el campo. Gurney no parece tener del todo claro que ese sea su sitio. Su mente no acaba de adaptarse a esa quietud y a las rutinas agrícolas. Sin embargo, una llamada de teléfono vuelve a ponerle en movimiento. Un colega, Jack Hardwick, pide su colaboración para un caso, el asesinato el mismo día de su boda de Jillian Perry, hija de un prestigioso neurocirujano, caso que lleva unos meses empantanado y sin una investigación y seguimiento eficiente. Gurney, retirado anticipadamente, parece dudar pero finalmente decide entrevistarse con la madre de la víctima, que quiere contratar sus servicios extraoficialmente atraída por su fama y reconocimiento. No tiene intención de implicarse pero...
John Verdon
La apasionante trama policial atrapa sin remedio desde el primer momento y a cada nuevo dato que se va descubriendo, a cada pregunta que Gurney se plantea, a cada nueva revelación, a cada indicio que surge y a cada nueva línea de investigación que se abre, se intensifica la necesidad de continuar leyendo. Falsas identidades, oscuros vicios y perversiones, infancias rotas, venganza y odio, el miedo a uno mismo, el lado oscuro del ser humano... todo ello y mucho más surge en el transcurso de una investigación que no da respiro.Pero a mi entender lo más atractivo de estas novelas de Verdon, más allá del intrigante argumento, y que marca la diferencia con otros libros del género, es la profundidad psicológica de los personajes teniendo en el detective Gurney un perspicaz observador. Como dice muy acertadamente uno de los personajes..."Pero el hecho es que hay más vileza dentro de cada uno de nosotros (de todos nosotros) de lo que nos damos cuenta".
No abras los ojos es una estupenda novela negra que, desde luego, os recomiendo. Dice Gurney en un momento..."Usted es un detective no solo de la mente criminal, sino también de la naturaleza humana."
No hay problema en este sentido con la novela. Creedme, las expectativas se ven cumplidas con creces..."Un terapeuta me dijo una vez que una expectativa no es más que el embrión de un resentimiento."
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