Cuando uno se arriesga, el paso del tiempo parece rejuvenecer. El corazón rebosa gratitud. Y el encuentro de almas con personas desconocidas se vuelve habitual. Menudo regalo. Como para no arriesgarse...
Cuando uno se arriesga, el paso del tiempo parece rejuvenecer. El corazón rebosa gratitud. Y el encuentro de almas con personas desconocidas se vuelve habitual. Menudo regalo. Como para no arriesgarse...